UNA NOVELA MUY DIGNA, PERO NO UNA OBRA MAESTRA.
Todos tenemos en la cabeza algunas novelas
memorables sobre la Primera Guerra Mundial, Sin
novedad en el frente de Remarque, Adiós
a las armas de Hemingway, Los cuatro
jinetes del Apocalipsis de Blasco Ibáñez, Senderos de Gloria de Humphrey Cobb o Tempestades de acero de Ernst Jünger. Sobre la posguerra y sus
consecuencias para los soldados supervivientes, ya no se me ocurren tantas,
sólo una, aunque casi valdría por todas las anteriores: Johnny cogió su fusil de Dalton Trumbo.
Nos vemos allá
arriba, publicada “casualmente” en vísperas del centenario del comienzo de
la Primera Guerra Mundial, viene a sumarse a este grupo de novelas de posguerra.
A las primeras cincuenta páginas de pura narración bélica, muy buena además, le
siguen otras quinientas cuya acción se desarrolla tras el armisticio de 1918.
Porque ésta no es una historia de guerra, sino más bien una novela negra, especialidad
de Pierre Lemaitre, que se desarrolla inmediatamente después del conflicto; el
relato de una gran estafa económica, que es también una protesta amarga y algo
cínica contra esos valores patrióticos que se desbordaron durante los primeros años
de la posguerra en Francia.
La novela es muy digna, aunque no una obra
maestra. Su estilo, verdaderamente clásico, nada rompedor, resulta ágil y muy
bien adaptado a la historia. Hay mucho oficio en “Nos vemos allá arriba”, mucha
experiencia, pero poca genialidad ¿Merecía el premio Goncourt? Y por qué no,
los premios son lo que son, y su nivel también depende de las otras obras en
competición, en este caso, el resto de las novelas publicadas en lengua
francesa del 2013. En la lista de premiados de la historia de los Goncourt
ocurre como en la de los Nobel, que hay de todo.
En fin, una buena
historia sin más, narrada con oficio y bastante entretenida. Eso sí, el final,
muy espectacular desde luego, es tan artificial como poco verosímil. La
justicia poética es lo que tiene.