UNA OBRA INOLVIDABLE, DE LAS QUE SE DEBEN LEER AL MENOS UNA VEZ EN LA
VIDA. EN DEFINITIVA, UN CLÁSICO
Como ocurre con los amores recientes, lo primero
que me he preguntado al acabar esta novela es dónde ha estado escondida hasta
ahora durante toda mi anterior vida lectora. Porque es de verdad inexplicable
que una obra maestra de la categoría de “Tentación” no sea tan conocida como cualquiera
de los clásicos que a todos se nos vienen a la cabeza. Quizás que su autor haya
nacido en Hungría y no en el Reino Unido, Alemania o Francia sea una de las
claves para resolver el enigma, porque a mí, desde luego, no se me ocurren
muchos más motivos. Ahora que lo pienso, algo parecido le ocurre a la estupenda
“Trilogía Transilvana” del también húngaro Miklos Bánffy.
“Tentación” es una impresionante novela de esas
que llaman de iniciación en la que se narran los primeros diecisiete años de la
vida de su protagonista. Diecisiete años que parecen cincuenta por lo intenso y
extremo de sus experiencias vitales. En el contexto de la mísera Hungría de
entreguerras, seguimos a un niño primero y luego adolescente, desde la pobreza
cruda y seca del mundo rural hasta la aun más degradante y más cruel pobreza
urbana. Asistimos tan perplejos como él a los contrastes salvajes entre las
soberbias clases altas y los desamparados a los aquellos ignoran hasta convertirlos
casi en invisibles; pero también a las diferencias entre la clase media
empobrecida, los pobres y los pobres de solemnidad; y vemos impotentes cómo el
descenso de una categoría de desfavorecidos a otra se produce con cruel
facilidad. Todo esto transcurre ante los atónitos ojos del lector que, mientras
pasa las páginas vertiginosamente, apenas puede dar crédito a lo que lee,
aunque no tiene dudas acerca de la verosimilitud de los hechos, seguro como
está de que no debe de haber ni una sola línea que no provenga de la realidad
húngara de la época.
En “Tentación” encontramos también el
antisemitismo y el nacimiento de las corrientes políticas extremas que tan
triste protagonismo tendrían algunos años después en Europa. Toda la novela es
un sobrecogedor paisaje de la Europa de aquellas primeras décadas del siglo XX
y un anticipo de lo que vendría después.
Pero, por encima de cualquier otra cosa, ésta es
una novela moral. No porque quiera ser ejemplarizante o moralizadora, sino porque
el protagonista, en su lucha por la supervivencia, se debate constantemente,
sin que él se dé cuenta, ni casi nosotros, entre opciones claramente morales.
Al final, en esta novela conviven dos luchas individuales, una por la
existencia, y otra, tan dura como la primera, por evitar la degradación moral, refugio de la dignidad del que no
tiene nada.
“Tentación” es una obra
inolvidable, de esas que se deben leer al menos una vez en la vida. En
definitiva, un clásico.