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lunes, 14 de febrero de 2022

RESEÑAS DE LIBROS. "EL INFINITO EN UN JUNCO" DE IRENE VALLEJO (SIRUELA).

 



UNA MEZCLA MAGISTRAL DE HISTORIA, FILOSOFÍA, ETIMOLOGÍA, VIVENCIAS PERSONALES E INFINITO AMOR POR LOS LIBROS Y LA LITERATURA

Hay dos tipos de autores de no ficción, en la subcategoría de divulgación, los que tratan de demostrar al lector lo listos que son, y los que consiguen que el lector se sienta más culto e inteligente de lo que probablemente sea. Irene Vallejo es de estos últimos, y por eso, la lectura de su "Infinito en un junco" resulta tan agradable y entretenida. Acompaña además a su relato con unas cuantas notas de carácter íntimo, que nos hacen sentirnos muy cerca de la autora. No es extraño que este libro se haya vendido como rosquillas en innumerables países. Lo bueno, como ella misma se ocupa de destacar en su libro, es siempre universal.


Lo que encontrarás en las páginas de "El infinito en un junco" es una mezcla magistral de historia, filosofía, etimología, vivencias personales e infinito amor por los libros y la literatura.


Solo espero que Irene Vallejo nos vuelva a sorprender lo antes posible con otro libro como este. Sin ánimo de meter presión, claro, que bastante difícil es sentarse a escribir de nuevo después de un éxito semejante.

martes, 6 de septiembre de 2016

RESEÑAS DE LIBROS. "ZORBA EL GRIEGO (VIDA Y ANDANZAS DE ALEXIS ZORBA) DE NIKOS KAZANTZAKIS (ACANTILADO)


LA NOVELA NO ESTÁ A LA ALTURA DE SU INMENSO PERSONAJE

Alexis Zorba es un gran personaje literario, un personaje inmenso, tan descomunal como cualquiera de los clásicos, desde Ulises hasta Hamlet, pasando por don Quijote, Sancho Panza, o tantos otros. Y Nikos Kazantzakis tenía que saberlo. Así que probablemente no le quedó más remedio que armar una novela para poder darle vida, tenía que construir un artefacto con su paisaje, su trama, sus personajes secundarios,… donde Alexis Zorba pudiera brillar. Y eso es precisamente “Zorba el griego (vida y andanzas de Alexis Zorba)”, un escenario para el lucimiento de su protagonista. A lo mejor por eso, a diferencia de casi todos los demás grandes personajes literarios, Alexis Zorba no cuenta con una novela a su altura. En realidad es una novela más bien normal, no es mala, pero tampoco es una obra maestra. Reconozco que a partir de la mitad he estado tentado de dejarla varias veces, tantas como he pensado ver la película y ahorrar algo de tiempo. Porque toda la esencia del personaje está perfectamente recogida en su versión cinematográfica a través de un Anthony Quinn inspiradísimo. No hay más Zorba en la novela del que hay en la película, esa es la pura verdad.

¿Y que tiene Alexis Zorba para ser un personaje clásico? Pues una mezcla insólita entre el primitivismo más ancestral y el sentido común, entre la frivolidad y la sabiduría, siempre haciendo equilibrios entre la locura gozosa y lo racional llevado al extremo del absurdo. Alexis Zorba es esa persona que a todos nos gustaría ser, pero sólo por un rato; el amigo que nos seduce al tiempo que nos espanta. Alguien en cuyas manos pondrías tu vida, pero al que no le dejarías tu cuenta bancaria. Una mezcla casi perfecta entre un Sancho Panza idealista y un Quijote alterado por el sentido común del pueblo llano. Desde el punto de vista afectivo es a la vez tierno y distante; compasivo y burlón; tan leal como infiel. En resumen, lo dicho, todo un personaje.

Respecto a la novela, al final rechacé las tentaciones y llegué hasta el final. Y no me arrepiento porque es precisamente en sus últimas páginas donde da lo mejor de sí misma. Su asunto principal, al margen de su gran personaje, es la decadencia, la vejez y la muerte. También el sentido de la vida, pero a través de estos tres elementos y todo ello dentro de un contexto humano y geográfico, la isla de Creta de la primera mitad del siglo XX, absolutamente primario, casi tribal, sin más ley que la de la propia tribu. Todo esto brilla por sí mismo en el último tercio. Y sin embargo, le sobra el último capítulo, el 26, donde queda patente lo que le cuesta a Kazantzakis alejarse de su Zorba y poner fin al escenario de su lucimiento.

Por último, también destacaría el lamentable papel que Kazantzakis otorga a las mujeres de su novela. Es verdad que suele ser injusto, además de inadecuado, juzgar las obras de arte, literarias o no, desde el punto de vista de la corrección política o desde la escala de valores actuales, pero no deja de llamarme la atención el papel de las mujeres en “Zorba el griego” y no me resisto a comentarlo.