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jueves, 30 de octubre de 2014

ACABO DE LEER… “RAGTIME" DE E. L. DOCTOROW (MISCELÁNEA)


Es muy difícil determinar qué es o cómo debe ser una buena novela porque hay infinitas maneras de escribirlas, tantas como formas posibles tiene este género amplio y, desde su concepto, opuesto a cualquier tipo de homogeneidad formal. Sin embargo, reconocer si nos encontramos ante una de ellas, sí resulta más sencillo. Si un escritor, por ejemplo, es capaz de recrear una época concreta de un país determinado, la actual u otra pasada o futura, con tal precisión como para hacernos creer a los lectores que también estamos en ella; si es capaz de hacernos comprender las dificultades o las venturas por las que pasan algunos de los grupos sociales de esa época; y si es asimismo capaz de seguir a una gran variedad de personajes en sus asuntos más íntimos, no cabe duda, estamos leyendo una buena novela.

"Ragtime" cuenta con todo lo anterior porque es un retrato minucioso de los Estados Unidos de principios del siglo XX, antes de la Iª Guerra Mundial; a través de sus páginas logramos mezclarnos con inmigrantes, anarquistas, negros, blancos, artistas, empresarios y banqueros; y además una panoplia de personajes reales e inventados nos conmueven con sus propias inquietudes. En esta novela lo nacional, lo colectivo y lo personal se entrelazan perfectamente para contarnos una y mil historias a la vez formando un enorme cuadro social donde no se olvida a las personas tomadas de una en una.

No hace falta decir mucho más, "Ragtime" es pura literatura, de la mejor. No soy capaz de encontrarle un defecto. Todo un placer para los buenos lectores.

miércoles, 29 de octubre de 2014

HE DEJADO SIN ACABAR... "EL ASESINO HIPOCONDRIACO" DE JUAN JACINTO MUÑOZ RENGEL (PLAZA Y JANÉS)


Que un asesino a sueldo sufra una hipocondría tan exagerada que le obstaculice el desarrollo de su trabajo y que piense que es él, en vez de suvíctima, el que está viviendo el último día de su vida, es a priori un planteamiento ingenioso y original. Si además el autor intercala entre las peripecias de su protagonista anécdotas de ilustres escritores que sufrieron la misma enfermedad, parece que deberíamos estar ante una novela original e interesante tanto para los aficionados a la novela negra como a la literatura en general. Sin embargo, en mi caso, las expectativas se me vieron defraudadas enseguida.

Veamos, la novela está bien escrita, no hay nada en el estilo de lo que avergonzarse, y la idea es efectivamente curiosa y divertida. El problema es que nunca debería haber sido una novela, sino algo de menor extensión como un cuento o, en el mejor de los casos una novela mucho más corta. La dejé en la página 76 porque ya tenía bastante; el personaje y sus achaques parecían haber dado de sí todo lo que tenían y la historia me empezaba a resultar ya bastante reiterativa. A lo mejor la trama daba después un giro sorprendente, no tenía pinta, pero nunca lo sabré porque, la verdad, no me apetecía continuar leyendo 170 páginas más.

Muñoz Rengel es un cuentista y, al parecer, bueno. No entiendo qué necesidad tenía de meterse en una novela si no es el género en el que se siente más a gusto. Borges no lo hizo.

ACABO DE LEER… “BEARN O LA SALA DE LAS MUÑECAS” DE LLORENÇ VILLALONGA (ALFABIA)


Llorenç Villalonga nunca perteneció a ninguno de esos grupos o clanes literarios que tanto suelen proliferar en la literatura española y que tan poco la benefician. Tal vez por eso, o por su forma de ser, o por su carácter insular, su obra no tiene, en mi opinión, todo el reconocimiento que se merece. Esta novela en particular, una obra maestra, es un clásico indiscutible de nuestra literatura, no sólo porque sus personajes, tan concienzudamente trazados, tan llenos de matices, sean inolvidables, sino porque además es capaz de mostrarnos el final de una época y la decadencia de una familia de alcurnia con toda la perspicacia y cercanía de un gran novelista. Muchos la comparan con "El gatopardo" de Lampedusa, podría ser, pero en todo caso no deberíamos olvidar que "Bearn o la sala de las muñecas" se publicó dos años antes.

En esta edición en concreto, la de Alfabia, también se agradece la introducción del magnífico novelista mallorquín, José Carlos Llop, otro caso parecido al de Villalonga en lo que a falta de suficiente valoración se refiere y quién sabe si por las mismas causas que aquél. En opinión de Llop, la verdadera obra cumbre de Villalonga no es ésta, sino "Muerte de una dama". Así que habrá que leerla, claro.

domingo, 5 de octubre de 2014

ACABO DE LEER… “EL NAPOLEÓN DE NOTTING HILL” DE G.K. CHESTERTON (PRE-TEXTOS)


“El género humano, al que muchos de mis lectores pertenecen…”, así empieza esta novela, la primera de Chesterton, marcando ya desde el principio el tono de este libro. Una historia enloquecida que se desarrolla en un Londres del futuro donde los reyes son elegidos por sorteo, al parecer con el mismo porcentaje de éxitos y fracasos que los hereditarios, hasta que le toca la corona a un ciudadano con un particular sentido del humor. La combinación de un rey bromista y un preboste, el de Notting Hill, bastante desequilibrado e inflamado de patriotismo local provocarán una catastrófica guerra de años entre los barrios de la ciudad.

Durante la lectura de “El Napoleón de Notting Hill” a uno se le van apareciendo algunas afinidades, influencias o no para el joven Chesterton, como el Quijote de Cervantes, el Tristram Shandy de Sterne, quizás el Ricardo III de Shakespeare en las escenas y diálogos de batalla así como, aunque suene raro, Groucho Marx (que tenía apenas 14 años en 1904, cuando se publicó esta novela y que poco pudo influir en ella). Existe algún tipo de vínculo cósmico entre el humor surrealista de Groucho Marx y el de Chesterton en frases como ésta: “Cuenta todo esto que he dicho a la Asociación, Bowler. Y recuérdalo todo al dedillo, porque es de suma importancia y yo ya no me acuerdo de nada.”

En su novela, Chesterton se ríe absolutamente de todo, de la monarquía, por supuesto, pero también del patriotismo, de los nacionalismos, de todo lo solemne, de los políticos o los militares,… Todo en ella es excesivo, disparatado y ajeno a la más mínima racionalidad. Esto es muy importante tenerlo en cuenta antes de empezar a leerla. Si no estás dispuesto a asumirlo, es mejor que no te pierdas entre sus páginas porque no entenderás nada.

¿Algún defecto? Pues sí, su estilo resulta quizás algo recargado para el lector moderno y a veces puede que se pierda un poco de más en las digresiones (¿Sterne otra vez?).