Es muy difícil determinar qué es o cómo debe ser una buena
novela porque hay infinitas maneras de escribirlas, tantas como formas posibles
tiene este género amplio y, desde su concepto, opuesto a cualquier tipo de homogeneidad
formal. Sin embargo, reconocer si nos encontramos ante una de ellas, sí resulta
más sencillo. Si un escritor, por ejemplo, es capaz de recrear una época
concreta de un país determinado, la actual u otra pasada o futura, con tal
precisión como para hacernos creer a los lectores que también estamos en ella;
si es capaz de hacernos comprender las dificultades o las venturas por las que
pasan algunos de los grupos sociales de esa época; y si es asimismo capaz de
seguir a una gran variedad de personajes en sus asuntos más íntimos, no cabe
duda, estamos leyendo una buena novela.
"Ragtime" cuenta con todo lo anterior porque es un
retrato minucioso de los Estados Unidos de principios del siglo XX, antes de la
Iª Guerra Mundial; a través de sus páginas logramos mezclarnos con inmigrantes,
anarquistas, negros, blancos, artistas, empresarios y banqueros; y además una
panoplia de personajes reales e inventados nos conmueven con sus propias
inquietudes. En esta novela lo nacional, lo colectivo y lo personal se
entrelazan perfectamente para contarnos una y mil historias a la vez formando
un enorme cuadro social donde no se olvida a las personas tomadas de una en una.
No hace falta decir
mucho más, "Ragtime" es pura literatura, de la mejor. No soy capaz de
encontrarle un defecto. Todo un placer para los buenos lectores.