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lunes, 15 de diciembre de 2014

HE DEJADO SIN ACABAR... "LA MÚSICA DEL SILENCIO" DE PATRICK ROTHFUSS (PLAZA Y JANÉS)



Me gustan mucho “El nombre del viento” y “El temor de un hombre sabio”, me parece que ambas están entre las mejores novelas de fantasía de la historia, y por eso, como el resto de sus admiradores, espero con impaciencia que Patrick Rothfuss publique la novela con la que cerrará su trilogía, y me gustaría que lo hiciera con una obra que estuviera a la altura de las dos primeras para que su obra quedé perfectamente rematada.


Dicho lo anterior, me apena informaros de que he tenido que abandonar la lectura de “La música del silencio” en la página 28. Quince páginas es todo lo que he podido aguantar leyendo esta novela centrada en Auri, uno de los personajes secundarios de la trilogía, al ver que no pasaba nada y al sospechar (tras un breve repaso a las siguientes páginas) que nada es lo que iba a ocurrir en las 117 restantes.

Es más que evidente que Patrick Rothfuss ha podido publicar este ejercicio literario, más que novela, porque se lo ha ganado con sus dos obras maestras. De otra forma, ningún editor con dos dedos de frente habría accedido a su publicación. Pero esto no lo digo yo sólo, el propio Rothfuss entre el prólogo y la nota final del autor afirma cosas como éstas:

“Quizá no quieras comprar este libro”.

“Ésta es una historia un poco rara”.

“No hace muchas de las cosas que tiene que hacer una historia a la manera clásica”

“Un relato tiene que tener diálogos, acción, conflictos. Tiene que tener más de un personaje. ¡Lo que he escrito es una viñeta de 30.000 palabras!

“Cuando lean esto, mis lectores se van a cabrear”.

“La gente leerá esto y se llevará una decepción”.

Bueno pues Rothfuss acierta en todo lo que dice, pero al parecer, sus lectores de confianza y sus editores le convencieron de que lo que se traía entre manos era una joya que sólo apreciarían unos pocos. Es evidente que yo no soy uno de los elegidos.

domingo, 14 de diciembre de 2014

ACABO DE LEER... "NADA SE OPONE A LA NOCHE" DE DELPHINE DE VIGAN (ANAGRAMA)


Qué novela más impresionante. No es fácil escribir algo así, una novela de las llamadas ahora de no ficción, sobre tu propia familia; escribir sobre tus abuelos como si no lo fueran, saber meterte en su piel de cuando eran incluso más jóvenes que tú y empezaban su vida en común; y narrar la infancia de tus tíos y de tu madre con tanta sencillez como precisión, convirtiéndolos en personajes sin quitarles ni un gramo de autenticidad; y convertirte a ti misma en personaje cuando te toca nacer, y a tu hermana, y a tu padre. Y, claro, no es fácil contar hechos dolorosos, a veces también vergonzosos, o sólo trágicos, muchos dramas y pocas alegrías, con el equilibrio con el que lo hace Delphine de Vigan, con una ecuanimidad que la aleja tanto del morbo como del pudor. Hablar de tu madre, hacer de ella la protagonista absoluta de tu novela, y de su lucha por la vida a pesar de sus circunstancias, tan difíciles, con cariño y compasión, pero también a veces con hartazgo, lograr comprenderla y que al mismo tiempo lo hagamos nosotros también, los lectores. Y todo eso sólo en 400 páginas donde no sobra ni falta una sola.

Hacía mucho que no leía una novela tan redonda, tan perfecta, tan íntima. Su lectura es magnética, te atrapa y no te deja hasta que conoces a esa familia más que a la tuya misma. No me extraña nada que haya sido un gran éxito en Francia, ni que haya recibido tantos premios de los de verdad, de los que dan los lectores con sus votaciones desinteresadas.

No dejéis de leer “Nada se opone a la noche”. No es una novela alegre, pero encontraréis pocas con tanta verdad dentro, con tanta humanidad.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

ACABO DE LEER… “LO QUE APRENDEMOS DE LOS GATOS" DE PALOMA DÍAZ-MAS (ANAGRAMA)


Éste es un libro para aquellos que tienen uno o varios gatos en su casa, para los que los tuvieron y para los que querrían tenerlos. Los demás lectores pueden ahorrarse su lectura porque lo más probable es que lo que aquí se cuenta no les vaya a interesar demasiado.

La dueña de Tris-Tras (un gato) primero, y de Tris y Tras (dos gatos) después, disfruta tanto contando sus peripecias, manías y costumbres como el lector propietario de gato reconociendo al suyo en los protagonistas. Así puede apartar la vista del libro de vez en cuando para contemplarlo con arrobo dormido en algún lugar confortable de la casa y pensar que es un verdadero gato como el del libro.

Por lo demás, hay algunas descripciones bonitas y, la verdad, no mucho más. Éste es uno de esos casos en los que el título promete más de lo que hay. Los gatos, me parece a mí, pueden dar bastante más de sí tanto didáctica como literariamente. En cualquier caso, el libro se lee con agrado.

En la parte negativa, algunas reiteraciones y sobre todo el abuso de la palabra "pulpejos", que no logro entender, con lo bonita que es "almohadillas".

martes, 2 de diciembre de 2014

LA PARTIDA QUE GANÓ EL TIEMPO. LITERATURA, FANTASMAS Y PUBLICIDAD


El Museo Cerralbo, en Madrid, no es tan espectacular ni tan conocido como el Prado o el Thyssen, pero para mí tiene un encanto muy especial. Se trata de un palacio mandado construir a finales del siglo XIX por don Enrique de Aguilera y Gamboa, XVII marqués de Cerralbo, para convertirlo en su vivienda familiar. Debía ser también lo suficientemente espacioso como para albergar sus diversas colecciones porque el marqués de Cerralbo, aparte de furibundo miembro del Partido Carlista y senador, tuvo infinidad de intereses variados: la literatura, la arqueología, las bellas artes, la jardinería, la historia, la filosofía, la cría de caballos… Como además tenía medios más que suficientes para sufragarse sus caprichos, se dedicó a recorrer Europa con su familia recopilando objetos artísticos y arqueológicos con la intención de acabar creando con todos ellos un museo al estilo de las galerías italianas. Por eso, a su muerte en 1922 legó su palacio y sus colecciones al Estado “para el estudio de los aficionados a la ciencia y el arte”.


Casi todos los niños madrileños suelen visitar el museo Cerralbo al menos una vez con el colegio. En mi caso, cuando fui con mi clase ya lo conocía porque me habían llevado antes mis padres. Después, a lo largo de los años, he vuelto varias veces hasta que se cerró en 2006 para modernizar sus instalaciones. En mis visitas, tanto las de niño como las de adulto, siempre me ha interesado mucho más el ambiente algo fantasmagórico de la mansión que la multitud de piezas artísticas, históricas o arqueológicas que surgen por todos lados. Y es que la casa de los Cerralbo, una especie de paréntesis del tiempo en medio del tráfico de coches, sería el escenario perfecto para un episodio de Scooby-Doo, con sus armaduras, sus cuadros inquietantes y sus habitaciones algo oscuras. Ya la escalera de entrada impone bastante, pero es en su salón de baile con balconada en altura para los músicos donde casi puedes ver a los fantasmas de todas aquellas parejas de finales del XIX bailando valses y polkas; y en su sala de juegos, se te aparecen los fantasmas de los prohombres de la época haciendo carambolas en la mesa de billar de 1855.


Y aquí es donde yo quería llegar, a la mesa de billar y sus fantasmas. Resulta que el museo Cerralbo, tras cuatro años de reforma, se abrió de nuevo al público en diciembre de 2010 y para animar a la gente a visitarlo el museo lanzó una campaña publicidad en periódicos y autobuses. No tengo ni idea de qué empresa la llevó a cabo ni del nombre de su creativo. De lo que sí estoy seguro es de que a la persona que diseñó el anuncio, el palacio de los Cerralbo le debe de producir la misma sensación espectral que a mí. La foto y el texto que la acompañan me parecen un ejemplo de cómo imagen y texto pueden reforzarse entre sí para formar juntos un microrrelato perfecto. En realidad no se trata de una foto sino del montaje de dos: una foto actual de la parte izquierda de la mesa de billar; y una foto de época en la que se ve a varios espectros (en su momento, personas) posando para el fotógrafo a la derecha de la mesa; en medio un texto desolador, fantasmagórico y genial: “SABEMOS CÓMO TERMINÓ LA PARTIDA, LA GANÓ EL TIEMPO”. Esto, para mí, es pura literatura.


jueves, 27 de noviembre de 2014

ACABO DE LEER… “LUCRECIA BORGIA, LA HIJA DEL PAPA" DE DARIO FO (SIRUELA)


El autor es Dario Fo, así que el resultado no puede ser una novela al uso ni tampoco una biografía corriente; es ante todo una obra de Dario Fo y su estilo está siempre bien presente para que no haya dudas. Con ella, el Nobel italiano no sólo pretende limpiar la imagen de Lucrecia Borgia, sino que además le ha servido como homenaje póstumo a Franca Rame, su mujer, recién fallecida (2013). En cualquier caso, se lee de un tirón y, si aceptamos lo que aquí se nos cuenta, podremos cambiar nuestros prejuicios acerca de Lucrecia Borgia para ver en la hija del papa Alejandro VI y hermana del terrible César Borgia, una mujer cultivada, sensible y muy alejada de la despiadada intrigante que siempre nos ha pintado la leyenda. De hecho, según Dario Fo, ella fue ante todo la primera víctima de las intrigas de su padre y su hermano.

Al parecer, lo que Lucrecia Borgia sí tenía era una gran habilidad política que la llevó en varias ocasiones a ser regente en el ducado de Ferrara cuando su marido estaba ausente. Probablemente este rasgo fue lo que alimentó su leyenda negra porque la inteligencia en las mujeres pocas veces se ha perdonado a lo largo de la historia.

La edición española, a cargo de la Editorial Siruela, no puede ser más bonita, con el añadido al final del libro de una galería en color de los principales personajes retocados por el propio Darío Fo (con la colaboración de Jessica Borroni y Michela Casiere) sobre retratos de época. La forma en la que interviene Dario Fo sobre estos retratos ilustra además la manera en que interviene literariamente sobre la historia de la propia Lucrecia. Por eso estas ilustraciones no son gratuitas, sino un verdadero complemento del texto.

domingo, 23 de noviembre de 2014

ACABO DE LEER… “EL CLUB DE LOS ESTRELLADOS" DE JOAQUÍN BERGES (TUSQUETS)


Qué estupenda primera novela. Empecé a conocer la obra de Berges por la segunda, "Vive como puedas" y me gustó, pero reconozco que ésta me parece todavía más redonda y, de alguna forma, más cuidada, aunque las dos están muy bien. En "El club de los estrellados" hay de todo; empieza como novela costumbrista, psicológica después, y poco a poco se le van uniendo elementos románticos, eróticos y criminales hasta que se convierte en una perfecta novela negra con la presencia de todas sus características canónicas. A ellas hay que añadir además un sutil sentido del humor que el lector agradece muchísimo para moderar en algunos momentos la intensidad de lo que se nos cuenta. En "Vive como puedas" hay también mucho humor, más que en ésta, pero prefiero la forma en que lo utiliza aquí, con delicadeza, sin exceso, limitándose a suavizar con él la crudeza de la trama.

"El club de los estrellados" no es sólo una buena novela, también es una novela compasiva y luminosa en el sentido literario en que utilizaba ambos términos el escritor español Pablo D'Ors en una entrevista reciente:

"Para mí esta visión compasiva, o piadosa en el mejor sentido de la palabra, me parece de una gran sabiduría. Y esto lo saco a colación porque casi todos los escritores son escritores de la oscuridad. Cioran o Bernhard, que hemos citado, o el propio Pessoa, aunque Pessoa tiene alguna cosa un poco más luminosa. Pero poquísimos escritores son escritores de la luz. Los puedes contar con los dedos de la mano. Y en cambio yo me siento llamado a ser un escritor luminoso, y eso no significa ser un escritor ignorante de la oscuridad. Pienso que la luz es más difícil de ver que la oscuridad, pero no porque no exista, sino porque exige entrenar más los ojos y entrenar más el corazón. Los escritores luminosos para mí han pasado ya por la oscuridad y han hecho el camino más largo. Muchos autores son muy implacables con sus personajes, muy crueles; yo me siento inclinado a ser tierno y benévolo con ellos".

Necesitamos más escritores de la luz para estos tiempos tan oscuros.

domingo, 16 de noviembre de 2014

LAUDES, PRIMA, TERCIA, SEXTA, VISPERAS, COMPLETAS, MAITINES


Los votos de obediencia, castidad y pobreza, hacen que la vida monástica resulte hoy en día una opción muy poco atractiva incluso para las personas más religiosas. Sin embargo, en estos tiempos oscuros y turbulentos como los de Uther Pendragon sí que hay algo en la vida apartada, tranquila y ordenada de los monjes que algunos, no necesariamente religiosos, echamos de menos en nuestra vida cotidiana. A mí particularmente lo que más me fascina de su estilo de vida, lo único incluso, es su rutina, su reparto del tiempo, el archiconocido concepto de ora et labora de los monjes benedictinos. Tampoco es extraño. No hay que olvidar que nuestra concepción actual del tiempo deriva del propio esquema temporal monástico y antes romano.

En el siglo VI, San Benito de Nursia, fundador de la orden benedictina, redactó la Regla por la que iban a regirse sus monjes en el futuro. La Regla de San Benito fue fundamental en el desarrollo de las otras órdenes monásticas, de hecho sirvió de inspiración para la casi totalidad de las que se fundaron después. La gran escisión cisterciense, la que promovió algunos siglos después San Roberto de Molesmes desde el monasterio de Cîteaux, tuvo también su origen en la propia Regla porque su causa principal fue el alejamiento benedictino de la esencia de la Regla y la consiguiente relajación de costumbres que emanaba de la abadía de Cluny. Se trataba en definitiva de volver al cumplimiento estricto de la Regla.


Volviendo al asunto del horario, uno de los preceptos de la Regla, basándose en el libro de los Salmos (“Siete veces al día te alabaré” ) obliga a los monjes a rezar en siete momentos puntuales del día establecidos con bastante precisión. Las oraciones que deben rezar están relacionadas con cada momento del día, que a su vez se vincula con las distintas etapas de la vida. De manera resumida las horas son las siguientes:

LAUDES (en torno a las 7 de la mañana)
Está relacionada con la salida del sol, con el despertar, el nacimiento y la resurrección. Es un momento de alegría por el nuevo día que comienza.


TERCIA (alrededor de las 9 de la mañana)
Es la hora tercera del día (para los romanos el día comenzaba en Prima, a las 6 de la mañana). Tercia, Sexta y Nona, las llamadas horas menores, representan el paso por la vida de los hombres. Tercia tiene mucho que ver con el comienzo de la jornada laboral por eso es la única oración que no se reza en la iglesia sino en el propio lugar de trabajo. También representa el comienzo de la vida adulta.


SEXTA (a las 12:00 de la mañana)
Es el momento en que el sol se encuentra en su punto más alto (de esta hora se deriva la palabra siesta en español), es la mitad del día, también la mitad de la vida, el momento de detenerse un rato y reflexionar antes de afrontar lo que queda del día.


NONA (a las 3 de la tarde)
Justo después de comer y del descanso posterior. Se inicia el trabajo de la tarde. El sol comienza su descenso. Somos conscientes del paso del tiempo, de la brevedad de la vida. La famosa crisis de los cuarenta y de los cincuenta, la difícil adaptación a la idea de que ya no seremos jóvenes nunca más.


VÍSPERAS (6 y media de la tarde)
Es el crepúsculo, el fin de la luz, la inquietud por la oscuridad que llega y la duda de que pueda volver a salir el sol. La jornada activa se acaba y llega el momento de hacer balance del día. También puede ser el fin de la vida laboral, la jubilación.


COMPLETAS (antes de acostarse, en el caso de los monjes entre las 8 y las 9 de la noche)
Es la hora de dormir y por supuesto un correlato de la muerte (ya lo decía Hamlet, “morir, dormir, no más”), el momento para los monjes de ponerse en manos de Dios con la esperanza de la resurrección. No hay luz ni sonidos de animales. Todo queda en silencio.


MAITINES (4 y media de la mañana)
Cuando el resto de la humanidad duerme, llega el tiempo de rezar por ella, y también para que la luz vuelva de nuevo, la resurrección para los cristianos.


Las oraciones, generalmente salmos, que deben rezarse en cada uno de estos momentos se recogen el los Libros de Horas. Algunos de ellos se han hecho muy famosos por sus iluminaciones como el de “Las muy ricas horas del Duque de Berry”.


sábado, 15 de noviembre de 2014

ACABO DE LEER… “EL OLVIDO DE SÍ" DE PABLO D’ORS (PRE-TEXTOS)


Después de leer “Biografía del silencio” de Pablo D’Ors, ese magnífico e íntimo ensayo acerca de la meditación publicado por Siruela, quería conocer algo de su obra de ficción y, tras mucho dudar, me decidí por “El olvido de sí”, aunque al final no sé si fue la mejor elección por que esta novela debe de ser casi seguro la menos novelística de sus novelas, ya que se trata más bien de una biografía novelada, o mejor aún, de una biografía espiritual novelada. El protagonista es Charles de Foucauld (Estrasburgo, 1858- Tamanrasset, 1916), vizconde, militar, explorador, trapense y finalmente sacerdote eremita en Marruecos. Pablo D’Ors nos muestra el tránsito de esta persona, que efectivamente existió, desde su ateísmo juvenil hasta su conversión o, más bien, reencuentro con la Iglesia Católica y su paulatina inmersión en el misticismo ascético en medio del desierto, en el Norte de África. Así contado, reconozco que el argumento puede espantar un poco al lector actual. Sin embargo, la narración tiene verdadero interés, se podría decir incluso que resulta fascinante, y no sólo para los lectores religiosos, sino también para aquellos de entre los agnósticos o ateos que sean curiosos e inteligentes porque no hay muchas ocasiones como ésta para poder seguir tan de cerca la experiencia mística de un ser humano, esa forma de vida siempre en equilibrio entre la locura y la santidad; entre la marginalidad y la ejemplaridad; entre la pobreza externa y la riqueza interior.

La novela está narrada en primera persona, como si fuera una autobiografía del propio Foucauld. Ahí Pablo D’Ors podría haber corrido el peligro de haberse inventado al personaje, de haber hablado a través de él y haberse alejado por tanto de la persona real que vivió a caballo entre los siglos XIX y XX. Sin embargo, ese riesgo queda en este caso muy reducido ya que Foucauld dejó escrita una enorme obra espiritual así como una ingente correspondencia con sus familiares, antiguos compañeros de colegio y guías espirituales, por lo que es muy probable que casi todo lo que pone D’Ors en su boca haya salido por lo menos de su pluma. Sólo hay un momento en la octava parte, “Iluminación”, en la que me parece ver algo de “atención plena” o “mindfulness” en el pensamiento de Foucauld y, la verdad, se me hace raro en un sacerdote de comienzos del siglo XX por muy eremita o místico que fuera, pero como no conozco su obra no puedo asegurar que no esté ya en ella.

Un párrafo de esa misma octava parte me parece que puede resumir muy bien la forma de pensar y vivir de Charles de Foucauld y además podría servir de guía vital para todo el mundo. Es el siguiente:

“Todavía hoy, sin embargo, sigo ignorando por qué hay que viajar tanto para saber quiénes somos. Todo es profundamente elemental; la vida es mucho más sencilla de lo que creemos cuando somos jóvenes. La vida es levantarse por la mañana y rezar; trabajar; comer; acostarse por las noches; saludar a los vecinos; pasear… La vida es cantar una melodía que recordamos; sorprenderse de que salga el sol o de que se ponga; dormir; soñar… Todo está bien. No hay que luchar, sólo vivir. Vivir: esa es la cuestión. Y dejarnos envejecer. Y luego, finalmente, apagar la luz.”


Por supuesto, seguiré adentrándome en la obra de Pablo D’Ors porque me parece que es uno de los autores más interesantes del panorama literario español actual, un escritor de gran calidad y con un universo literario muy original. Como suele ocurrir en estos casos, el nivel de reconocimiento público está muy por debajo de lo que se merecería. Quizás se vaya corrigiendo, quién sabe, acaba de pasar con Patrick Modiano.

jueves, 30 de octubre de 2014

ACABO DE LEER… “RAGTIME" DE E. L. DOCTOROW (MISCELÁNEA)


Es muy difícil determinar qué es o cómo debe ser una buena novela porque hay infinitas maneras de escribirlas, tantas como formas posibles tiene este género amplio y, desde su concepto, opuesto a cualquier tipo de homogeneidad formal. Sin embargo, reconocer si nos encontramos ante una de ellas, sí resulta más sencillo. Si un escritor, por ejemplo, es capaz de recrear una época concreta de un país determinado, la actual u otra pasada o futura, con tal precisión como para hacernos creer a los lectores que también estamos en ella; si es capaz de hacernos comprender las dificultades o las venturas por las que pasan algunos de los grupos sociales de esa época; y si es asimismo capaz de seguir a una gran variedad de personajes en sus asuntos más íntimos, no cabe duda, estamos leyendo una buena novela.

"Ragtime" cuenta con todo lo anterior porque es un retrato minucioso de los Estados Unidos de principios del siglo XX, antes de la Iª Guerra Mundial; a través de sus páginas logramos mezclarnos con inmigrantes, anarquistas, negros, blancos, artistas, empresarios y banqueros; y además una panoplia de personajes reales e inventados nos conmueven con sus propias inquietudes. En esta novela lo nacional, lo colectivo y lo personal se entrelazan perfectamente para contarnos una y mil historias a la vez formando un enorme cuadro social donde no se olvida a las personas tomadas de una en una.

No hace falta decir mucho más, "Ragtime" es pura literatura, de la mejor. No soy capaz de encontrarle un defecto. Todo un placer para los buenos lectores.

miércoles, 29 de octubre de 2014

HE DEJADO SIN ACABAR... "EL ASESINO HIPOCONDRIACO" DE JUAN JACINTO MUÑOZ RENGEL (PLAZA Y JANÉS)


Que un asesino a sueldo sufra una hipocondría tan exagerada que le obstaculice el desarrollo de su trabajo y que piense que es él, en vez de suvíctima, el que está viviendo el último día de su vida, es a priori un planteamiento ingenioso y original. Si además el autor intercala entre las peripecias de su protagonista anécdotas de ilustres escritores que sufrieron la misma enfermedad, parece que deberíamos estar ante una novela original e interesante tanto para los aficionados a la novela negra como a la literatura en general. Sin embargo, en mi caso, las expectativas se me vieron defraudadas enseguida.

Veamos, la novela está bien escrita, no hay nada en el estilo de lo que avergonzarse, y la idea es efectivamente curiosa y divertida. El problema es que nunca debería haber sido una novela, sino algo de menor extensión como un cuento o, en el mejor de los casos una novela mucho más corta. La dejé en la página 76 porque ya tenía bastante; el personaje y sus achaques parecían haber dado de sí todo lo que tenían y la historia me empezaba a resultar ya bastante reiterativa. A lo mejor la trama daba después un giro sorprendente, no tenía pinta, pero nunca lo sabré porque, la verdad, no me apetecía continuar leyendo 170 páginas más.

Muñoz Rengel es un cuentista y, al parecer, bueno. No entiendo qué necesidad tenía de meterse en una novela si no es el género en el que se siente más a gusto. Borges no lo hizo.

ACABO DE LEER… “BEARN O LA SALA DE LAS MUÑECAS” DE LLORENÇ VILLALONGA (ALFABIA)


Llorenç Villalonga nunca perteneció a ninguno de esos grupos o clanes literarios que tanto suelen proliferar en la literatura española y que tan poco la benefician. Tal vez por eso, o por su forma de ser, o por su carácter insular, su obra no tiene, en mi opinión, todo el reconocimiento que se merece. Esta novela en particular, una obra maestra, es un clásico indiscutible de nuestra literatura, no sólo porque sus personajes, tan concienzudamente trazados, tan llenos de matices, sean inolvidables, sino porque además es capaz de mostrarnos el final de una época y la decadencia de una familia de alcurnia con toda la perspicacia y cercanía de un gran novelista. Muchos la comparan con "El gatopardo" de Lampedusa, podría ser, pero en todo caso no deberíamos olvidar que "Bearn o la sala de las muñecas" se publicó dos años antes.

En esta edición en concreto, la de Alfabia, también se agradece la introducción del magnífico novelista mallorquín, José Carlos Llop, otro caso parecido al de Villalonga en lo que a falta de suficiente valoración se refiere y quién sabe si por las mismas causas que aquél. En opinión de Llop, la verdadera obra cumbre de Villalonga no es ésta, sino "Muerte de una dama". Así que habrá que leerla, claro.

domingo, 5 de octubre de 2014

ACABO DE LEER… “EL NAPOLEÓN DE NOTTING HILL” DE G.K. CHESTERTON (PRE-TEXTOS)


“El género humano, al que muchos de mis lectores pertenecen…”, así empieza esta novela, la primera de Chesterton, marcando ya desde el principio el tono de este libro. Una historia enloquecida que se desarrolla en un Londres del futuro donde los reyes son elegidos por sorteo, al parecer con el mismo porcentaje de éxitos y fracasos que los hereditarios, hasta que le toca la corona a un ciudadano con un particular sentido del humor. La combinación de un rey bromista y un preboste, el de Notting Hill, bastante desequilibrado e inflamado de patriotismo local provocarán una catastrófica guerra de años entre los barrios de la ciudad.

Durante la lectura de “El Napoleón de Notting Hill” a uno se le van apareciendo algunas afinidades, influencias o no para el joven Chesterton, como el Quijote de Cervantes, el Tristram Shandy de Sterne, quizás el Ricardo III de Shakespeare en las escenas y diálogos de batalla así como, aunque suene raro, Groucho Marx (que tenía apenas 14 años en 1904, cuando se publicó esta novela y que poco pudo influir en ella). Existe algún tipo de vínculo cósmico entre el humor surrealista de Groucho Marx y el de Chesterton en frases como ésta: “Cuenta todo esto que he dicho a la Asociación, Bowler. Y recuérdalo todo al dedillo, porque es de suma importancia y yo ya no me acuerdo de nada.”

En su novela, Chesterton se ríe absolutamente de todo, de la monarquía, por supuesto, pero también del patriotismo, de los nacionalismos, de todo lo solemne, de los políticos o los militares,… Todo en ella es excesivo, disparatado y ajeno a la más mínima racionalidad. Esto es muy importante tenerlo en cuenta antes de empezar a leerla. Si no estás dispuesto a asumirlo, es mejor que no te pierdas entre sus páginas porque no entenderás nada.

¿Algún defecto? Pues sí, su estilo resulta quizás algo recargado para el lector moderno y a veces puede que se pierda un poco de más en las digresiones (¿Sterne otra vez?).

martes, 30 de septiembre de 2014

ACABO DE LEER… “LAS MENINAS” DE SANTIAGO GARCÍA Y JAVIER OLIVARES (ASTIBERRI)


Una vez más el lenguaje del cómic resulta ideal para contar aquello para lo que las palabras y las imágenes por separado no son suficientes. En este caso se trata de Velázquez y su genio, y también su época, y su influencia en los pintores españoles contemporáneos y posteriores. Y no es sólo una cuestión de dibujos, viñetas y bocadillos, sino de la propia maquetación como elemento esencial para el desarrollo de la narración. Por no hablar de las escenas intercaladas de los artistas posteriores influidos por la pintura de Velázquez, que son un verdadero hallazgo

Lo que no entiendo muy bien es el título, porque "Las Meninas" habla de muchas más cosas que las Meninas, aunque es verdad que las páginas dedicadas al cuadro son impresionantes y justifican por sí mismas el libro entero.


En fin, una nueva joya de esa estupenda editorial que es Astiberri.

ACABO DE LEER… “EL HEREJE” DE MIGUEL DELIBES (DESTINO)


Pocos escritores suelen rematar su carrera con una obra maestra. Lo más normal cuando han empezado pronto, es que, después de algunas obras cumbres, continúen su obra sin aportar gran cosa hasta llegar a la última sin pena ni gloria. Bueno, pues éste no es el caso. Miguel Delibes cerró su obra novelística por todo lo alto con “El Hereje”. En ella encontramos sus elementos característicos (el campo, Castilla, la caza, la humanidad de los personajes,…) junto con la novedad del contexto histórico (la España del XVI) y el tema religioso. Para rematar su obra, corrió el riesgo de enfrentarse a algo que nunca antes había hecho, una novela histórica, y salió del entuerto más que victorioso. A Delibes no le hacen falta grandes escenas ni intrigas descabelladas para mantener la atención del lector; se basta y se sobra con su perfecta técnica literaria, su castellano exquisito y con la historia que quiere contar, a su manera, sin aspavientos, pero muy cerca de los personajes y sus preocupaciones (la maternidad, los escrúpulos religiosos, las inquietudes sociales,…). Eso no quita para que, llegado el momento, sepa afrontar espectaculares escenas históricas como el auto de fe de Valladolid de 1559 con total brillantez.

En resumen, una novela histórica ejemplar que se lee con verdadero interés y que además nos ilustra sobre un asunto tan poco tratado en nuestra literatura como son los focos protestantes en la Castilla del XVI. Indispensable.

jueves, 18 de septiembre de 2014

ACABO DE LEER… “TODO LO QUE HAY” DE JAMES SALTER (SALAMANDRA)


El autor y sus circunstancias no deberían importarnos, lo que cuenta es la obra en sí misma, sin que tenga que influir en ella ningún dato relacionado con quien la escribió. Esa es la teoría, pero hoy en día, con la avalancha de información que nos inunda, esto no es posible. Por eso, cuando leía "Todo lo que hay", no podía dejar de considerar con asombro que había sido escrita por alguien de ochenta y siete años. La aproximación a las historias que en ella se cuentan y a sus personajes no puede ser más actual ni más pletórica de vida. Habían pasado treinta años desde que James Salter escribiera su anterior novela y esto es lo que quedaba todavía en el tintero, al menos hasta ahora. Y resulta que es verdaderamente bueno, una obra maestra.

No deja de fascinarme la manera en que Salter realza a sus numerosos personajes secundarios, concediéndoles a todos un espacio para profundizar en algún aspecto de su vida o de su carácter. Así, los convierte en un poco más principales, además de lograr que su novela resulte fresca y, de alguna manera, coral. Esta forma de avanzar en la trama saltando de un personaje a otro, sin perder de vista a su protagonista, es una constante en las novelas de Salter y uno de sus principales rasgos de estilo.

Por si había alguna duda, con esta novela queda claro que James Salter es uno de los grandes novelistas norteamericanos de las últimas décadas.

viernes, 5 de septiembre de 2014

TODO ESTÁ EN LOS LIBROS (2). CURSO DE DETECTIVE PRIVADO


Y por fin llegamos a la segunda de las joyas que encontré en una de las cajas de libros abandonadas por los antiguos propietarios de la casa de mi hermana. Se titula “Curso de detective privado” de un tal Peter T. Dempsey (seguro que es un nombre ficticio, no sé si para preservar la identidad del detective o el buen nombre del escritor) y fue publicada en rústica por Finhaxel Editorial en 1982. El libro tiene 156 páginas. Para saberlo, he tenido que contarlas una a una porque es el primer libro que cae en mis manos sin paginar (debe de tratarse de algún truco de detectives, a lo mejor los números están impresos con tinta invisible).
Que nadie piense que se trata de una publicación para niños o adolescentes. De hecho, por si queda alguna duda, ya se encarga la editorial de despejarla en su preliminar “Carta abierta a nuestros lectores”. En ella, dirigiéndose a los “amigos nuestros, futuros detectives” (gracias al libro, claro), se les recuerda que la investigación privada es una actividad muy rentable en España y, para reforzar la idea, remite a un artículo que “un matutino de gran prestigio en la prensa nacional, un periódico de Madrid, en su publicación de un día domingo del mes de febrero (observad que no dice  ni qué periódico, ni de qué día ni de qué año, con esa discreción típica del investigador privado) en el que se comenta “la importancia del esfuerzo del investigador privado, la riqueza en agilidad mental, perspicacia y don de observación que se desarrolla con dicha actividad” así como “lo rentable que resulta este trabajo en España”.
El curso se inicia con una pequeña historia de la profesión de detective (6 páginas), para continuar con un análisis de las características principales de un buen investigador privado en el capítulo “Ojos observadores y mente despierta”. Se incluyen algunos ejemplos de perspicacia: “Al observar el trasero de unos pantalones más desgastado y brillante que el resto de la prenda se puede llegar a la conclusión de que tal individuo es un oficinista o trabaja muchas horas al día sentado al volante de un automóvil”; “la observación de las manos también facilita datos interesantes sobre la personalidad de la persona en observación, la presencia de una alianza nos permite saber que el individuo está casado”.


En este apartado el autor incluye algunos ejercicios prácticos bastante elaborados: “Se trata de poner una serie de objetos sobre una bandeja y cubrirlos con una tela. Retirar el trapo durante treinta segundos e intentar después recordar todos los objetos”. A mí me gusta especialmente éste que sigue, sobre todo por el riesgo que entraña y del que nos advierte el autor: “Según se cruza con otras personas en la calle intente hacer descripciones mentales de sus rasgos físicos como si se tratara de sospechosos. En este ejercicio (aquí viene la advertencia) es conveniente tener cuidado con no clavar la mirada excesivamente en los demás; en tal caso, no sólo se desvirtúa el ensayo, sino que pueden provocarse escenas de indignación poco gratas (pero aún hay más). Puede darse el caso de que aquél al que observemos tenga las mismas aficiones detectivescas que nosotros y ante nuestra mirada insistente nos tome por alguien sospechoso y avise inmediatamente a la policía.” No sé, a mí me parece que ya sería mala pata que durante la práctica del ejercicio te acabaras tropezando con otro memo haciendo el indio como tú, pero hay que preverlo todo. Es la máxima del buen detective.
En la parte de los disfraces se nos proponen dos trucos sencillos, pero muy eficaces y “utilizados  en numerosas ocasiones por los detectives modernos”. Se trata de “llevar un abrigo reversible (teniendo en cuenta, por supuesto, que un abrigo o impermeable sean adecuados para la fecha y el lugar)”. El señor Dempsey lo advierte por si a alguien se le ocurre hacer un seguimiento en agosto por la playa de Benidorm pertrechado con su abrigo reversible. En ese caso, el truco parece ser que no funciona tan bien, a menos que se pretenda ir disfrazado de chiflado, claro. Se añade otra aclaración: “Este abrigo puede ser oscuro por un lado y claro por el otro”. Aquí interpreto que lo que quiere decir el autor es que si la prenda reversible es del mismo tono por los dos lados, pasa algo parecido a lo de la playa de Benidorm, el truco pierde bastante eficacia. No digamos si es del mismo color por ambos lados.
Me gusta mucho el segundo truco: “Otra forma fácil de conseguir el efecto de parecer una persona distinta es llevar un impermeable enrollado dentro de un periódico. Si el detective se da cuenta de que el sospechoso se ha fijado en él, al desprenderse del periódico y ponerse el impermeable, podrá despistarlo una vez más.” Lo que no dice el autor es que el sospechoso a lo mejor se ha fijado en el detective porque no es muy frecuente que alguien lleve un impermeable enrollado dentro de un periódico.
Cuando habla de los riesgos de la profesión intenta tranquilizarnos: “En cuanto al riesgo de muerte, no está exento del trabajo del detective, pero tampoco ocurre, ni mucho menos, todos los días”.
Son de lectura imprescindible las normas de seguridad personal de todo detective (obsérvese la sorprendente semejanza con las normas de seguridad personal de todo no detective):
-Reconocer siempre a cualquier visitante que nos pida que abramos la puerta.
-No permitir el paso a desconocidos, sea cual fuere el pretexto que aduzcan para intentarlo.
-Instalar una cadena protectora en la puerta.
-No aceptar paquetes o regalos no esperados.
-Evitar deambular por lugares desiertos.
-No tomar trayectos poco frecuentados.
-Caso de circular en coche, subir las ventanillas y echar los cerrojos.
Después vienen algunos capítulos bastante aburridos sobre Scotland Yard, la policía montada del Canadá, la CIA e Interpol, las huellas dactilares, la teoría de Lavater (unos siglos desfasada) sobre la relación entra rasgos faciales y delincuencia y, por último, algunas historias escogidas de detectives provenientes de fuentes diversas.


Y así llegamos a dos de mis partes favoritas: “El argot del hampa” para pasar desapercibido (incluyo foto de las dos páginas, espero que sean legibles) y el pequeño “Tratado de fisiognomía por el que se conoce la naturaleza e inclinaciones de las personas, estudiando las diferentes partes del cuerpo. El argot del hampa, una vez estudiado, nos permitirá introducirnos en los círculos de delincuentes más restringidos. Basta con acercarse a uno de ellos (con el abrigo reversible o la gabardina enrollada dentro del periódico) y decir, por ejemplo, “ha venido la pasma en una lechera y hemos tenido que tocar el piano mi tronco y yo por un blanqueo que le habíamos hecho a un maqueteao” Al parecer, dominando el lenguaje de los rufianes, pasaremos totalmente desapercibidos.


En cuanto al pequeño tratado de fisiognomía, recoge perlas como estas:
-“El hombre que tiene el cabello liso, largo, blanco o rubio fino y dócil es naturalmente tímido, débil y pacífico.”
-La nariz bastante elevada en el centro denota al hombre extraordinariamente embustero, vago, inconstante, lujurioso, de vana inteligencia,…”
-Los dientes pequeños, débiles, en corto número y cortos, señalan un hombre inteligente.
-Los que tienen los dientes muy largos y agudos, un poco separados y fuertes, son envidiosos, golosos, desvergonzados, embusteros, falsarios, infieles y sospechosos.
-Las orejas grandes y gruesas indican al hombre estúpido, perezoso, de temperamento burdo, de mala memoria y de dura penetración (¡?).
-La espalda velluda, flaca y elevada indica al hombre sinvergüenza, perverso, brutal, de pervertido juicio, débil, poco acostumbrado a la fatiga y perezoso.
-Los jorobados son prudentes, espirituales, de poca memoria, falaces y medianamente ruines…
Bueno, pues ya os he dejado algunas pistas por si queréis iniciaros en el rentable ejercicio de la investigación privada. Que haya suerte. Con estos consejos, la vais a necesitar.

viernes, 29 de agosto de 2014

ACABO DE LEER… “LA NOCHE A TRAVÉS DEL ESPEJO” DE FREDRIC BROWN (REINO DE CORDELIA)


Para muchos veteranos aficionados a la novela negra "La noche a través del espejo" no es un clásico más, sino que forma parte de la mitología del género y de sus más placenteros recuerdos lectores; así lo cuenta en su introducción Juan Salvador, dueño de  "Estudio en Escarlata", la estupenda librería madrileña especializada en literatura de género. Sin embargo, para un lector nuevo, como lo soy yo de esta novela, la experiencia no resulta tan satisfactoria. Reconozco que mezclar a Lewis Carroll y su Alicia en una trama de novela negra tiene su mérito y, a primera vista, bastante atractivo también. Lo que pasa es que para conseguirlo, Fredric Brown sacrificó una pieza muy importante del juego de la ficción, la verosimilitud. Pasan tantas cosas en una sola noche y tan “increíbles” que no hay estructura literaria, por ingeniosa que sea, capaz de sostener la verosimilitud del relato. Tampoco hay que olvidar que Brown no era un genio de la literatura, sino un buen artesano, y queda claro que en este caso le faltaron herramientas para llevar su idea al mejor puerto.

Dicho todo lo anterior, hay que reconocer también que “La noche a través del espejo” rezuma ambiente de novela negra por los cuatro costados y que sus protagonistas sí que son muy auténticos, especialmente el dueño del bar, uno de esos personajes que no resultan fáciles de olvidar. Además, la edición de Reino de Cordelia está muy cuidada desde la traducción de Susana Corral al diseño de la portada y sobrecubierta, pasando por la ya mencionada introducción de Juan Salvador. Así que, teniendo en cuenta todo esto y que “La noche a través del espejo” es un título que forma parte de la historia de la novela negra, yo recomendaría su lectura.

sábado, 23 de agosto de 2014

ACABO DE LEER… “NIDO DE NOBLES” DE IVAN S. TURGUÉNEV (ALBA CLÁSICA)



Resulta refrescante volver de vez en cuando al siglo XIX con sus novelones, sus amores desgraciados, sus salones de recibir, sus juegos de cartas, piezas de piano y conversaciones de sociedad. Si la novela es rusa, encontraremos además la fascinación por París, la nobleza rural, el afán por reformar la calidad de vida del campesino y las grandes fincas agrícolas alejadas de la corte.

Turguénev no es el mejor de los novelistas rusos del XIX porque ese título se lo disputan exclusivamente Tolstoi y Dostoyevski, pero eso no quita para que su literatura sea de un altísimo nivel y resulte siempre un placer volver a ella. Ford Madox Ford decía de este libro que era el más bello que se había escrito. Exageraba, claro, aunque sí es cierto que toda la historia que en él se cuenta está impregnada de una sutil melancolía eslava no exenta de belleza.

viernes, 1 de agosto de 2014

TODO ESTÁ EN LOS LIBROS (I). CONSTRUYA USTED MISMO SU CASITA FIN DE SEMANA


Hace tiempo mi hermana compró una casa en Madrid y les pidió a los anteriores propietarios que se la dejaran vacía antes de tomar posesión. Por supuesto, como suele ocurrir habitualmente, los antiguos propietarios no le hicieron ni caso así que en su primer paseo de inspección por las habitaciones se fue encontrando trazos de vida humana anterior por donde quiera que mirara. Parte de esos trazos tenían la forma de cinco o seis cajas llenas de libros. Mi hermana me llamó entonces para que fuera a echar un vistazo por si podía haber allí algo que me interesara. La verdad es que tardé varios días en acercarme de manera que cuando por fin llegué, varias oleadas de amigos suyos habían revisado intensa y exhaustivamente las cajas y también debían de haber retirado las improbables joyas que hubieran dejado los anteriores habitantes. Por eso llevé a cabo mi inspección con bastante desgana, removiendo los libros un poco y sin sospechar que iba a encontrar contra todo pronóstico dos de los libros con los que más me he reído últimamente. Sólo dedicaré esta entrada a uno de ellos. Os hablaré sobre el otro en la siguiente.
Se trata de un libro publicado en 1962 en pasta dura por Espasa-Calpe. Su título, a mí que no sé por donde agarrar un martillo, ya me resulta bastante gracioso: “CONSTRUYA USTED MISMO SU CASITA FIN DE SEMANA”. Se supone que toda la ciencia necesaria para construirse uno mismo su propia casita fin de semana se resume en las 62 páginas (64 con el índice) de 13 cm x 18 cm de que se compone el volumen en cuestión.


Éste es el índice: Principales mezclas. Amasadura del yeso. Reparación de un tendido. Amasadura del mortero. Cómo realizar un tendido. Preparación del hormigón. Escalinata de ladrillos. Construcción de un estanque. Encofrados para hormigón. Armadura metálica. Pila de cemento armado. Banco de hormigón. Pilastras de hormigón. Casita para fin de semana.



Y éstos son algunos párrafos escogidos:
“La casita que en las páginas siguientes le proponemos realizar es una construcción que está al alcance de cualquier aficionado, aunque no tenga mucha experiencia”.


“Sus fotografías, realizadas para ofrecer toda clase de detalles, le brindarán la oportunidad de hacer un determinado trabajo con la soltura de un profesional, sus textos, claros y precisos, le permitirán llevar a cabo un sinfín de trabajos prácticos con suma facilidad y con material poco costoso”.


“La amasadura del mortero es más sencilla de realizar que la del yeso,”


“Cuando la mezcla de los hormigones llamados gruesos o de cimientos lleva además pedernales, estos han de ser como máximo de 55 mm de grueso ya que, de no ser así, se corre el riesgo de que al emplearlos se formen vacíos en la masa”.


“CONSTRUCCIÓN DE UN ESTANQUE: Un estanque resulta siempre decorativo, colocado en el centro de un césped o en el rincón de un jardín con cuidados y bellos árboles.”


“Una vez que se ha excavado el suelo a la profundidad deseada, hay que preparar el fondo, formado por una gruesa capa de hormigón.”


“Una vez que el hormigón esté bien seco, empiece a construir las paredes haciendo primero los ángulos. Puede usted usar ladrillos o pedernales para este trabajo.”


“Para este tipo de construcciones puede usted consultar el volumen de nuestra construcción titulado “Construya y repare”, páginas 35 y 36 (paredes de ladrillo), o en las páginas 37 a 39 (muros de carga con piedras de cantería).”


“ENCOFRADOS PARA HORMIGÓN: Para los cimientos que sirven de base a los muros (véase el volumen “Construya usted mismo”, págs. 31 y 32), el hormigón se echa directamente en la zanja excavada a tal efecto. En los restantes tipos de obras, el hormigón se coloca en un encofrado.”


“COLOCACIÓN DE COBIJAS SOBRE EL CABALLETE: Las planchas colocadas sobre las dos verticales dejan una abertura en lo alto del tejado. Esta abertura queda cubierta con las cobijas. Se las coloca con tirafondos, siguiendo las mismas instrucciones dadas para las planchas en la página 53.”


Ya podéis ver que, con este librito, el que no se construye una casita de fin de semana en la huerta de patatas del abuelo es porque no tiene voluntad, no por falta de información clara y precisa. Lo que me gustaría saber ahora es cuántos libros “Construya usted mismo su casita fin de semana” se vendieron y sobre todo cuantas casitas fin de semana llegaron a construirse, y también cuántas siguen en pie. A lo mejor vosotros conocéis alguna.