Después de leer “Biografía del silencio” de Pablo D’Ors, ese
magnífico e íntimo ensayo acerca de la meditación publicado por Siruela, quería
conocer algo de su obra de ficción y, tras mucho dudar, me decidí por “El
olvido de sí”, aunque al final no sé si fue la mejor elección por que esta
novela debe de ser casi seguro la menos novelística de sus novelas, ya que se
trata más bien de una biografía novelada, o mejor aún, de una biografía
espiritual novelada. El protagonista es Charles de Foucauld (Estrasburgo, 1858-
Tamanrasset, 1916), vizconde, militar, explorador, trapense y finalmente
sacerdote eremita en Marruecos. Pablo D’Ors nos muestra el tránsito de esta
persona, que efectivamente existió, desde su ateísmo juvenil hasta su conversión
o, más bien, reencuentro con la Iglesia Católica y su paulatina inmersión en el
misticismo ascético en medio del desierto, en el Norte de África. Así contado, reconozco
que el argumento puede espantar un poco al lector actual. Sin embargo, la
narración tiene verdadero interés, se podría decir incluso que resulta
fascinante, y no sólo para los lectores religiosos, sino también para aquellos
de entre los agnósticos o ateos que sean curiosos e inteligentes porque no hay
muchas ocasiones como ésta para poder seguir tan de cerca la experiencia
mística de un ser humano, esa forma de vida siempre en equilibrio entre la
locura y la santidad; entre la marginalidad y la ejemplaridad; entre la pobreza
externa y la riqueza interior.
La novela está narrada en primera persona, como si fuera una
autobiografía del propio Foucauld. Ahí Pablo D’Ors podría haber corrido el
peligro de haberse inventado al personaje, de haber hablado a través de él y
haberse alejado por tanto de la persona real que vivió a caballo entre los
siglos XIX y XX. Sin embargo, ese riesgo queda en este caso muy reducido ya que
Foucauld dejó escrita una enorme obra espiritual así como una ingente
correspondencia con sus familiares, antiguos compañeros de colegio y guías
espirituales, por lo que es muy probable que casi todo lo que pone D’Ors en su
boca haya salido por lo menos de su pluma. Sólo hay un momento en la octava
parte, “Iluminación”, en la que me parece ver algo de “atención plena” o “mindfulness”
en el pensamiento de Foucauld y, la verdad, se me hace raro en un sacerdote de
comienzos del siglo XX por muy eremita o místico que fuera, pero como no conozco
su obra no puedo asegurar que no esté ya en ella.
Un párrafo de esa misma octava parte me parece que puede
resumir muy bien la forma de pensar y vivir de Charles de Foucauld y además
podría servir de guía vital para todo el mundo. Es el siguiente:
“Todavía hoy, sin embargo, sigo ignorando por qué hay que
viajar tanto para saber quiénes somos. Todo es profundamente elemental; la vida
es mucho más sencilla de lo que creemos cuando somos jóvenes. La vida es
levantarse por la mañana y rezar; trabajar; comer; acostarse por las noches;
saludar a los vecinos; pasear… La vida es cantar una melodía que recordamos;
sorprenderse de que salga el sol o de que se ponga; dormir; soñar… Todo está
bien. No hay que luchar, sólo vivir. Vivir: esa es la cuestión. Y dejarnos
envejecer. Y luego, finalmente, apagar la luz.”
Por supuesto, seguiré adentrándome en la obra de Pablo D’Ors
porque me parece que es uno de los autores más interesantes del panorama
literario español actual, un escritor de gran calidad y con un universo
literario muy original. Como suele ocurrir en estos casos, el nivel de
reconocimiento público está muy por debajo de lo que se merecería. Quizás se
vaya corrigiendo, quién sabe, acaba de pasar con Patrick Modiano.
Una obra excepcional que conmueve y asombra al lector. Nos hace mejores.
ResponderEliminarHe leído algunos de sus libros... es una pluma exquisita. Disfruté mucho "El olvido de Sí". Gracias por tu comentario del libro
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