CIENTO VEINTICUATRO MARAVILLOSAS PRIMERAS PÁGINAS QUE NO SE MERECEN LAS CUARENTA ÚLTIMAS.
Hay muy pocas personas que dominen dos artes, bastante
complicado es ya alcanzar la maestría en una sola como para intentarlo con dos.
David Trueba es una de ellas. No sólo dirige estupendas películas, sino que
también es capaz de escribir novelas tan redondas como “Saber perder”. Justo
por eso, “Blitz” se me queda corta, me sabe a poco; como cuando un alumno de 10
saca un 8. Está bien, incluso muy bien, pero se esperaba más.
Después de 124 maravillosas primeras páginas donde reinan por
derecho propio dos personajes espléndidos, un hombre joven abandonado por su
novia y una mujer alemana que le dobla la edad, de repente, como si David
Trueba hubiera sufrido una de esas “pájaras” que afectan a los ciclistas,
remata la historia en las cuarenta siguientes de una forma tan apresurada que
me resulta incomprensible en el autor de “Saber perder”. Las últimas páginas
parecen más un esquema para desarrollar que una parte acabada de la novela. Esos
personajes inolvidables y su historia no se lo merecían. Y el lector tampoco.
Puede que haya alguna razón estilística o alguna explicación literaria que lo
justifique, quizás tenga su sentido, pero a mí nadie me quita ya la decepción
de no haber podido leer el final que, en mi opinión, esa novela merecía.