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jueves, 28 de abril de 2016

RESEÑAS DE LIBROS. "CARRETE VELADO" DE IRENE G PUNTO (AGUILAR)


UNA AUTORA A SEGUIR

Las ilustraciones de los poemas, ya sean dibujos como en "Punterías", el anterior trabajo de Irene G Punto, o fotografías como en el caso de este "Carrete velado", son armas de doble filo. Es verdad que pueden ayudar al lector menos acostumbrado a entrar en el universo poético del autor, pero a cambio de un precio que puede ser caro, encerrar o acotar de alguna manera la interpretación del poema, privando al lector de parte de su libertad. En mi caso, sin darme cuenta, he acabado por leer los poemas y contemplar las fotos de forma separada, contraviniendo, ya lo sé, la idea del libro.

En cuanto a las fotos, pues hay un poco de todo, desde las más sugerentes, bastantes, a las muy anodinas, las menos. En general, la calidad media es alta.

Respecto a los poemas, encuentro verdaderos aciertos, rodeados de piezas que no están a la altura. Una selección algo más intensa habría ayudado mucho. Por otra parte, Irene G Punto utiliza muchos juegos de palabras y aliteraciones que reconozco que no son figuras que me entusiasmen demasiado. Sin embargo, cuando se aleja de esos artificios, veo una poesía más auténtica, más interesante y, desde luego, mucho más efectiva.

Al leer "Inocencia avanzada" me acuerdo de la mejor Gloria Fuertes. Cuando veo a la vieja poeta, ya inmortal, incluida en el apartado "De aquí bebo y crezco..." (donde Irene G Punto homenajea a sus maestros), todo encaja.

Aunque, no vienen recogidos entre sus maestros, yo al menos sí veo la influencia de nuestros poetas barrocos en "Sostiene Valeriana" y en los estupendos "La ley de Muffin" y "#Desvelo 19".

Pero a mí el poema que más me ha impactado es el "#Desvelo 38. En pasatiempos revueltos":

"Desnudos encajamos tan bien,
que somos puzle y rompecabezas a la vez".

Impecable (esto ya lo digo yo).

martes, 26 de abril de 2016

RESEÑAS DE LIBROS. "TODOS SOMOS PIRATAS" DE DANIEL HANDLER (SIRUELA)


IMPACTANTE Y MUY PROBABLEMENTE INOLVIDABLE NOVELA SOBRE LA VERDADERA ESENCIA DE LA PIRATERÍA
"Todos somos piratas" es una novela muy especial. Para empezar, porque no es la novela que uno cree que va a leer cuando decide hacerlo (sea cual sea la expectativa que se tenga al respecto), y además, lo más curioso de todo, porque, cuando se han leído la mitad de sus páginas y ya sí se está convencido de saber qué novela se tiene entre manos, resulta que tampoco, que su autor no está dispuesto a recorrer el camino que habíamos previsto para él y sus personajes. Porque la historia que nos cuenta no es un relato al uso, no es una historia más. Es el "qué pasaría si..." llevado al extremo, a su último límite.
Resulta sorprendente, ahora que celebramos el cuarto centenario de la muerte de Cervantes, descubrir el carácter quijotesco de "Todos somos piratas". Hay mucho de la huida de la realidad y del ansia de aventuras de don Quijote en sus dos protagonistas, lo que pasa es que ninguno de los personajes que las rodean tiene el carácter suficiente para tomar el papel de Sancho y así poder usar la realidad como contrapeso. Quizás esa es la razón por la que la historia no tiene más remedio que tomar los senderos que toma.
Cuesta mucho hablar acerca de "Todos somos piratas" sin desvelar partes esenciales de la trama, pero sí se puede decir que es una novela de temática poliédrica porque son numerosos sus focos de atención: las relaciones entre padres (los de mediana edad y los ancianos) e hijos (los adolescentes y los adultos); las relaciones de pareja; la amistad; la necesidad de huir; la falta de expectativas vitales; y la piratería, claro, pero no tanto el icono que todos guardamos en nuestra imaginación, como la esencia de la "filosofía" y el estilo de vida pirata.
Puede que ésta no sea una novela redonda, quizás no es todo lo equilibrada que podría, a lo mejor tendría que haber sido más larga para poder sacar más jugo a los personajes. Puede ser, pero de lo que no tengo ninguna duda es de que se trata de una novela impactante y muy probablemente inolvidable.
Lo que no me queda tan claro es su lugar dentro de la colección "Las tres edades" de Siruela, salvo que haya cambiado su lema inicial ("para lectores de ocho a ochenta y ocho años"), porque me parece que esta novela requiere de lectores con algunos años más de los ocho previstos. Tampoco muchos más, pero cuatro o cinco por lo menos.

sábado, 16 de abril de 2016

RESEÑAS DE LIBROS. "EL HOMBRE SIN TALENTO" DE YOSHIHARU TSUGE (GALLO NERO)


UNA DE LAS CUMBRES DEL MANGA, UN VERDADERO PORTENTO QUE PRUEBA LA CAPACIDAD EXPRESIVA DEL CÓMIC
A primera vista parece que lo único que nos cuenta “El hombre sin talento” es la historia de un pobre individuo que, para desesperación de su mujer, sólo es capaz de emprender negocios pintorescos, románticos y ruinosos. Sin embargo, el verdadero asunto de este manga va mucho más allá porque trata sobre la creación artística y sus múltiples obstáculos (casi todos mentales), sobre la puesta en cuestión de la propia estima ante el acto de crear, y sobre las posibles vías de escape a ese constante cuestionamiento de la propia valía, del propio talento, al que se enfrenta todo aquel con vocación de expresarse artísticamente.
Los dos niveles de lectura son tristes, en ambos se percibe la desolación y la falta de esperanza, pero también la belleza de ese desamparo y de la melancolía que provoca. No es fácil expresar los estados de ánimo ni el hastío vital con la precisión con la que lo hace Yoshiharu Tsuge. Esta obra es un verdadero portento, una prueba real de la capacidad expresiva del manga o del cómic en general. Hay sentimientos, estados de ánimo, que quizás puedan reflejarse mejor con dibujos que con palabras y “El hombre sin talento” es una prueba de ello.
Por otra parte, el indudable carácter autobiográfico de este manga le aporta un nivel superior de autenticidad por si acaso le fuera necesario, que no lo es. El propio Yoshiharu Tsuge tiene una relación tormentosa con su talento como dibujante y con la vida cotidiana. Él mismo ha pasado grandes periodos de su vida (incluidos los últimos casi treinta años) sin dibujar, implicándose como forma de huída en los mismos negocios ruinosos y absurdos de su personaje. A Yoshiharu Tsuge, como a su personaje, también lo tortura el proceso creativo y por eso ha huido de él toda la vida, pero sin ser capaz de hacer bien ninguna otra cosa aparte de aquella para la que está dotado y que tanto daño le hace. De ahí la paradoja cruel del título.
Que a nadie le quepa ninguna duda, “El hombre sin talento” es una de las cumbres del manga.


miércoles, 13 de abril de 2016

RESEÑAS DE LIBROS. "AFRICANUS. EL HIJO DEL CÓNSUL" DE SANTIAGO POSTEGUILLO (ZETA BOLSILLO)


ESTUPENDA NOVELA, TAN AMENA COMO RIGUROSA Y BIEN DOCUMENTADA
Las novelas históricas cuentan con sus fanáticos y sus detractores, hay lectores que sólo leen novelas de este género del mismo modo que otros rechazarían una novela por el mero hecho de pertenecer a él. En mi caso, no me incluyo en ninguno de los dos grupos, el género histórico en la literatura ni me fascina ni me disgusta en sí mismo. Lo único que le pido a cualquier novela, sea del tipo que sea, es que esté bien escrita y que me respete como lector. Ahora bien, las novelas históricas, es cierto, cuentan con una particularidad: cuando son buenas de verdad, funcionan como una máquina del tiempo, tienen la capacidad de hacer viajar a otra época, y esto es muy gratificante.
"Africanus" es una novela impecable, y lo es, al menos, en dos aspectos. Desde el punto de vista histórico, es un relato documentadísimo. He tratado de contrastar muchas de las cosas que en él se cuentan y me ha sorprendido muy gratamente encontrarme con fuentes históricas, algunas primarias, que contaban exactamente lo mismo que Posteguillo ha novelado, incluso en ocasiones mencionando los mismos detalles. Es evidente que cuanto más se acerca el autor a los personajes, muertos hace más de dos milenios, más debe recurrir a la ficción, esto es normal y correcto. Lo que no sería admisible, sin embargo, es que hiciera ficción separándose de los hechos contrastados. No es el caso. El relato de las batallas, de las estrategias militares, de las divergencias políticas en el senado romano, la descripción de la forma de vida cotidiana de la época, de los ritos matrimoniales o de duelo, de la vida en las legiones o en los campamentos cartagineses..., todo lo que ha llegado a nosotros a través de las fuentes históricas, está perfectamente reproducido por Posteguillo. Y en esta capacidad de documentarse y de transmitirnos su trabajo de manera amena, se nota su formación y su experiencia como profesor universitario. También en la completa bibliografía que incluye al final para los que quieran profundizar en los aspectos históricos.
Pero es que, además, "Africanus" es una dignísima novela desde el punto de vista puramente literario. Es verdad, que su estilo no puede equipararse al de los grandes genios de la literatura, tampoco es necesario. Es muy eficaz y muy correcto, y esto es lo que de verdad importa. Posteguillo sabe cómo contarnos las cosas para entretenernos y al mismo tiempo darnos a conocer infinitos datos acerca de la época que está recreando. Al acabar la novela, aparte de estar deseando empezar la siguiente de la trilogía, hemos adquirido un conocimiento enorme sobre la Segunda Guerra Púnica y la época de los Escipiones.
Me gustaría hacer hincapié en la capacidad de Posteguillo de transmitir una cantidad enorme de información sin menoscabo del ritmo narrativo porque la otra gran autora de novelas "romanas", Colleen McCullough, creadora de la reconocida serie de novelas "Señores de Roma", no lo consigue de la misma manera. Sus novelas son fascinantes también como inmersión en el mundo romano, y están llenas de información interesantísima, pero algunas veces, su afán por explicarnos todos los detalles de la época y, sobre todo, las controversias políticas en el Senado, va en menoscabo del ritmo narrativo. Esto no ocurre con Posteguillo. En cualquier caso, son dos autores complementarios. No solo porque la serie de McCullough empieza temporalmente un siglo después de donde acaba la primera trilogía de Posteguillo, sino porque a McCullough le interesa más la política y a Posteguillo la parte militar (sin descuidar por eso los demás aspectos de la época). Si nos interesa la república romana, lo mejor es leer a los dos.

domingo, 3 de abril de 2016

RESEÑAS DE LIBROS. "MARCELÍN" DE SEMPÉ (BLACKIE BOOKS)


SEMPÉ NOS OFRECE UN LUGAR AL QUE VOLVER CUANDO LAS COSAS DEL MUNDO REAL SE PONGAN COMPLICADAS.

Cada nueva edición en español de un libro de Sempé es todo un acontecimiento, no sólo por lo infrecuente del caso, sino sobre todo porque Sempé es todo un clásico (afortunadamente todavía) en vida, un maestro, un genio del dibujo, llamadlo como queráis. Muchos lo conocen exclusivamente como ilustrador de los cuentos de “El pequeño Nicolás” de Goscinny, y es verdad que ya sólo por eso merecería pasar con honores a la historia de la ilustración. Pero es que, además de esos trabajos, ha publicado infinidad de álbumes, más o menos temáticos, con sus dibujos, y también ha ilustrado historias ajenas, como “Catherine Certitude” de Patrick Modiano (publicado en español últimamente también por Blackie Books), o propias, como este “Marcelín” que ahora nos ocupa.

Podríamos hablar de “Marcelín” como una alegoría-homenaje de la amistad y no nos equivocaríamos, pero yo, la verdad, prefiero considerarlo como una historia sencilla sin más, sin ningún tipo de adorno o artificio, algo muy refrescante en este entorno tan complejo y extra sofisticado en el que nos movemos. Una historia simple (aunque uno de los títulos clásicos de Sempé sea precisamente “Nada es simple”) sobre dos niños y sus pequeños defectos que hacen que se sientan de algún modo afines, y también sobre lo difícil que es casi siempre mantener de adulto las amistades que se forjaron en la infancia. Una historia que se cuenta con palabras, pero en mayor medida con dibujos, con esos encantadores dibujitos tan detallistas de Sempé, trazados con líneas finísimas que permiten pasarse las horas muertas mirándolos para descubrir cada vez un nuevo detalle en alguno de sus rincones. Por eso, “Marcelín” no es uno de esos libros de leer y guardar, sino un libro para tener a mano y poder echarle un vistazo cuando las cosas del mundo real se pongan complicadas.

Y, por último, deberíamos referirnos a la edición en sí misma. Otra joya cuidadísima como es ya habitual en la casa. Sempé tiene mucha suerte con sus ediciones españolas a cargo de Blackie Books. Nada que ver con las originales francesas de Folio, bastante rutinarias, que no le hacen ninguna justicia a su tierno universo mínimo.