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domingo, 13 de diciembre de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. "TIEMPOS DE HIELO" DE FRED VARGAS (SIRUELA)


EL UNIVERSO HABITUAL DE FRED VARGAS SAZONADO CON ISLANDIA Y ROBESPIERRE.

Para los que nos gusta la literatura policíaca, pero estamos un poco harto del esquema "crimen – investigación – resolución", Fred Vargas es sin duda nuestra autora. No porque prescinda de la estructura clásica, que no lo hace, sino porque, como les ocurre a los autores más interesantes del género (desde Simenon, por ejemplo, hasta el recientemente fallecido Mankell, que también edita Siruela), siempre ofrece mucho más. En las novelas de Vargas, como en las de los mencionados, la trama detectivesca tiene un papel importante, pero no primordial, la investigación debe compartir protagonismo con otros muchos elementos que resultan tan atractivos o más que la propia búsqueda del asesino.

Tiempos de hielo es la undécima entrega de las aventuras del comisario Adamsberg, por lo que a los fieles seguidores de Fred Vargas hay poco que explicarles a estas alturas acerca de su universo humano habitual, pero sí convendría informar a los recién llegados que el grupo de investigación que dirige el comisario Adamsberg es uno de los más pintorescos y extravagantes de la literatura policiaca. Tenemos al policía experto en peces; al que alterna periodos de sueño y de vigilia de tres horas (respetados religiosamente por sus jefes y compañeros); al inspector cuya memoria prodigiosa lo convierte en un erudito en casi todos los temas; a una mujer de físico descomunal, que es con diferencia, la más fuerte de todo el equipo; y, por supuesto, al propio Adamsberg, de personalidad melancólica e introvertida, que aplica a sus investigaciones mucha más intuición que técnicas deductivas. Hay también un vecino del comisario, un viejo exiliado español, cuyas cervezas y lacónicos consejos, ayudan muchísimo al avance de la investigación.

Por supuesto, resulta prácticamente imposible encontrar este tipo de policías en las comisarías reales, y mucho menos, concentrados en una sola, pero este ataque directo a la verosimilitud no nos saca de la historia sino que nos hace disfrutar más todavía de ella. Siempre que entremos en el juego de Vargas, claro.

En Tiempos de hielo, junto a los atractivos habituales de la serie, encontramos otros dos ya propios de esta novela, una subtrama gélida que se desarrolla en Islandia y un fascinante club de admiradores de Robespierre que han conseguido despertarme un renovado interés por la revolución Francesa y sus principales personajes. Los buenos libros siempre te llevan a otros.

martes, 8 de diciembre de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. "EL SEDUCTOR" DE JAN KJAERSTAD (NØRDICA LIBROS)


UNA NOVELA EXISTENCIALISTA Y COMPLEJA, QUE PRECISA DE UN LECTOR ACTIVO E IMPLICADO

Se suele relacionar El seductor con la novela picaresca, con el Tom Jones de Fielding o con otros famosos relatos de seductores, pero hay que tener cuidado con las comparaciones porque pueden confundir al posible lector. Hay que dejar bien claro que ésta no es una novela frívola ni mucho menos galante o picaresca en el sentido en que solemos entender estos conceptos el común de los mortales. Muy al contrario, estamos ante una novela existencialista y compleja, que precisa de un lector activo e implicado que esté dispuesto a seguir a Kjaerstad en su propuesta.

¿Y qué propone Kjaerstad? Para empezar, una estructura circular y fragmentaria que trata de abarcar la realidad desde una perspectiva, si no nueva, al menos poco habitual, con la intención de acercarse lo más posible a lo que él entiende que es la verdadera esencia del pasado. Para ello, parte de la base de que los recuerdos de nuestras vidas no suelen venirnos de forma cronológicamente ordenada sino que tienden a superponerse unos sobre otros adelantándose o retrasándose entre sí según criterios más propios del inconsciente que de la técnica narrativa académica. La aportación de cada una de esas escenas, de esos recuerdos desordenados, forma una gran unidad que acaba por conformar el relato de una vida.

Por otra parte, hay en Kjaerstad una voluntad clara y reconocida de explicar al lector qué es Noruega y en qué consiste lo noruego. Desde ese punto de vista, El seductor sería el equivalente escandinavo de la "gran novela americana", ese icono cultural por el que cualquier novelista estadounidense mataría.

Y, por último, El seductor es también el relato de una educación sentimental, y probablemente es en este nivel donde se encuentre lo mejor y lo más auténtico de la novela.

Lo dicho, una novela muy interesante, pero que tiene poco que ver con lo que parece que tiene que ver.

viernes, 4 de diciembre de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. "PODRÍA HACER PIS AQUÍ Y OTROS POEMAS ESCRITOS POR GATOS" DE FRANCESCO MARCIULIANO (LATA DE SAL)



IDEAL PARA AQUELLOS QUE AÚNAN DOS PASIONES Y UNA VIRTUD: LOS GATOS, LA LITERATURA Y EL SENTIDO DEL HUMOR

El regalo ideal para aquellos que aúnan dos pasiones y una virtud: los gatos, la literatura y el sentido del humor. En este pequeño libro ilustrado con fotos, claro, de gatos, se recogen los poemas que podrían escribir los gatos si fueran capaces de hacerlo (algo, de momento, no demostrado científicamente). Son poemas sobre entrar en habitaciones cuando está cerrada la puerta; los odiosos cambios de domicilio; la pasión por las bolas del árbol de Navidad; su carácter posesivo respecto a los sillones, cojines y dueños; los lavoteos con la lengua; el gusto que da andar sobre el teclado del ordenador cuando estás trabajando; la felicidad de hacer girar un rollo de papel higiénico; sobre meterse en cajas; tirar cosas desde mesas y estanterías; sobre pastillas escondidas en la comida,... En fin, todas esas cosas y muchas otras que los dueños de gatos reconocerán al instante. Lo dicho, si buscabas un regalo no muy caro para un amigo felino-litarario, ésta puede ser una buena opción.






domingo, 22 de noviembre de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. "EL PAPIRO DEL CÉSAR" DE JEAN-YVES FERRI Y DIDIER CONRAD (SALVAT)


SE ECHA DE MENOS UNA TRAMA ALGO MÁS COMPLEJA


Este es el segundo álbum que se edita desde que Uderzo dejó la serie en manos de otros dibujantes y guionistas. Como en el primer título de esta nueva etapa, los dibujos son impecables, el tipo de humor es el propio de la serie y las referencias históricas son, como siempre lo han sido, correctas y divertidas a la vez (en esta ocasión, en torno a la redacción de "La Guerra de las Galias" por parte de Julio César). Sin embargo, se echa de menos una trama algo más compleja, no tan simple. Al desarrollo de la historia le falta algo de chispa, toda la acción transcurre de manera demasiado plana, y entonces uno no puede dejar de recordar con nostalgia algunos de los títulos canónicos: "El escudo Arverno", "Astérix y Cleopatra", "Astérix en Bretaña"... Con todo y con eso, es agradable que la serie continúe.

sábado, 17 de octubre de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “LAS GANAS” DE SANTIAGO LORENZO (BLACKIE BOOKS)


UN ESTILO PERSONAL, INCONFUNDIBLE E INTRANSFERIBLE

Santiago Lorenzo tiene un estilo personal, inconfundible e intransferible. Y eso ya es muchísimo. Sobre todo hoy en día, cuando se publican tantas novelas clónicas, muchas de ellas tan académicamente perfectas, como vacías en su interior. Lejos de todo eso, vamos, justamente enfrente, se encuentra Santiago Lorenzo, con su estilo propio, tan propio que, si a uno le pilla de nuevas, si es la primera vez que se acerca a su obra, debe pasar por unas cuantas páginas de adaptación (no muchas). Debe aceptar que se invente palabras para sustituir otras que ya existen, aceptar sus frases llenas de imágenes, y aceptar también su universo, un poco sórdido y un poco cutre, y asumir que sus personajes no van a ser como los estereotipos habituales de las novelas clónicas. Una vez que se han aceptado sus condiciones, se logra penetrar en su universo literario y ya entonces se puede disfrutar de él con la seguridad de que no habrá otro igual.

Resumir el argumento de Las ganas en un par de líneas resulta aparentemente fácil: un científico con serios problemas afectivos, ha creado una empresa para comercializar uno de sus descubrimientos, una nueva sustancia que regenera la madera y que le podría suponer grandes beneficios económicos si lograra introducirla en el mercado. Sólo leyendo esto ya vienen a la cabeza multitud de imágenes más o menos tópicas que pueden hacer pensar que ya se sabe de qué va a ir la novela. Pues no. Ni el científico ni sus problemas afectivos ni su empresa son como uno cree. Os lo aseguro. Nunca habéis leído una novela parecida a ésta. Podéis creerme.

Otro aspecto interesante de Las ganas lo encontramos en la forma en que se mezclan en sus páginas elementos humorísticos y dramáticos sin solución de continuidad. La palabra “tragicomedia” parece haber sido inventada para esta novela.

Por todo lo anterior, no resulta extraño que Santiago Lorenzo publique en Blackie Books. Sólo la editorial que ha rescatado a Jardiel Poncela, Brautigan, Astrid Lindgren (Pippi Calzaslasrgas) o el Cándido de Voltaire ilustrado por Quentin Blake, que tiene a Ben Brooks o Everett en su catálogo, puede dar acomodo a las novelas de Lorenzo. Por más que lo intentamos, no podemos imaginárnoslo en ninguna otra editorial.

sábado, 10 de octubre de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “TODO EL MUNDO TIENE ENVIDIA DE MI MOCHILA VOLADORA” DE TOM GAULD (SALAMANDRA GRAPHIC)


PRECAUCIÓN. ESTE LIBRO CONTIENE DIBUJOS, HUMOR Y LITERATURA EN DOSIS ELEVADAS.

Tom Gauld te llama primero con sus sencillas viñetas, con su estética naíf a base de dibujos esquemáticos de apariencia muy simple; y cuando ya ha conseguido que llegues hasta él, entonces te atrapa definitivamente con sus textos. No tenemos en España una gran tradición de tiras cómicas literarias. Por eso se agradece tanto la publicación en español de Todo el mundo tiene envidia de mi mochila voladora, y sobre todo que llegue hasta nosotros en una edición tan cuidada, con su formato apaisado, su pasta dura y su lomo en tela, que hacen de este libro el regalo perfecto para ese amigo sofisticado que todos tenemos.

Gauld busca su inspiración en la literatura clásica, la contemporánea, la creación literaria, el mundillo del arte, el de la edición, el cine de autor, la iconografía cultural, los géneros literarios,… Hay bastante posmodernidad y metaliteratura en sus tiras, pero también abundan el ingenio y el humor. Y eso es lo que las hace tan atractivas, que, por encima de sus referencias culturales, son verdaderamente graciosas. Es verdad que algunas de esas referencias pueden resultar algo complejas, como de lector avanzado, pero se intercalan muy bien con otras, digamos, más de cultura general. En cualquier caso, todas tienen en común una buena dosis de desparpajo cultural.

Algunos ejemplos:











domingo, 4 de octubre de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “CUENTOS DE AMOR VICTORIANOS” DE VARIOS AUTORES (ALBA EDITORIAL)


RETRATO DE UNA ÉPOCA Y DEL SENTIMIENTO AMOROSO EN OTRA PEQUEÑA JOYA DE ALBA EDITORIAL

Alba es hoy en día la mejor editorial de clásicos de la literatura universal en castellano por muchos motivos: la selección de los títulos, las traducciones impecables, el cuidado de la impresión y encuadernación tanto en pasta dura como en las ediciones de bolsillo, los diseños de las portadas,… Pero también por concienzudos trabajos de edición como el que hoy nos ocupa. Toda buena antología temática de relatos, debe incluir, por supuesto, los cuentos y los autores conocidos que estamos esperando, pero debe también permitirnos descubrir otros de los que nunca antes habíamos oído hablar. Y todo ello, sin bajar el nivel de calidad del conjunto. Debe proporcionarle al lector la doble satisfacción del reencuentro y el descubrimiento. Pues bien, Alba Editorial cuenta en su catálogo con tres antologías de relatos imprescindibles para los aficionados a la buena literatura, justo por eso, porque cumplen con la regla casi alquímica que acabamos de mencionar. Hablamos de Relatos del mar, Cuentos de detectives victorianos y Cuentos de amor victorianos, que fue la primera de las tres.

En Cuentos de amor victorianos se retrata toda una época a partir del asunto común amoroso, pero al mismo tiempo se retrata un sentimiento universal e intemporal como es el amor a partir de una época concreta de un país específico. Hay muchas variedades de amor en este libro: inocente, sacrificado, ciego, ridículo, interclasista, puritano, sobrenatural, humorístico, intercultural, constante, inesperado, invisible,…

Pero, además de una visión panorámica del amor, esta antología incluye multitud de pequeñas sorpresas, como la heroína tipo Maureen O’Hara (en El Hombre Tranquilo) del relato de Anthony Trollope (La cueva de Malachi); la intriga detectivesca de ¿Quién mató a Zebedee? de Wilkie Collins; una historia bastante extravagante a cargo de R.L. Stevenson (La puerta del señor Malétroit); el relato de Wilde (La esginge sin secreto) donde se recoge una de sus míticas boutades (“las mujeres están hechas para ser amadas, no comprendidas”); un asunto tan de actualidad como es el de la siempre difícil integración en una sociedad endogámica del extranjero, del inmigrante, del refugiado, del diferente, en el relato Amy Foster de Conrad (que tanto sabía de estas cosas por propia experiencia); o una brillante estampa de cómo debía de ser el turismo en la época victoriana, ya con sus amores incidentales incluidos, en el relato de H.G. Wells (El corazón de la señorita Winchelsea).

En resumen, otra pequeña joya de Alba Editorial.

viernes, 25 de septiembre de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “NOS VEMOS ALLÁ ARRIBA” DE PIERRE LEMAITRE (SALAMANDRA)


UNA NOVELA MUY DIGNA, PERO NO UNA OBRA MAESTRA.

Todos tenemos en la cabeza algunas novelas memorables sobre la Primera Guerra Mundial, Sin novedad en el frente de Remarque, Adiós a las armas de Hemingway, Los cuatro jinetes del Apocalipsis de Blasco Ibáñez, Senderos de Gloria de Humphrey Cobb o Tempestades de acero de Ernst Jünger. Sobre la posguerra y sus consecuencias para los soldados supervivientes, ya no se me ocurren tantas, sólo una, aunque casi valdría por todas las anteriores: Johnny cogió su fusil de Dalton Trumbo.
Nos vemos allá arriba, publicada “casualmente” en vísperas del centenario del comienzo de la Primera Guerra Mundial, viene a sumarse a este grupo de novelas de posguerra. A las primeras cincuenta páginas de pura narración bélica, muy buena además, le siguen otras quinientas cuya acción se desarrolla tras el armisticio de 1918. Porque ésta no es una historia de guerra, sino más bien una novela negra, especialidad de Pierre Lemaitre, que se desarrolla inmediatamente después del conflicto; el relato de una gran estafa económica, que es también una protesta amarga y algo cínica contra esos valores patrióticos que se desbordaron durante los primeros años de la posguerra en Francia.
La novela es muy digna, aunque no una obra maestra. Su estilo, verdaderamente clásico, nada rompedor, resulta ágil y muy bien adaptado a la historia. Hay mucho oficio en “Nos vemos allá arriba”, mucha experiencia, pero poca genialidad ¿Merecía el premio Goncourt? Y por qué no, los premios son lo que son, y su nivel también depende de las otras obras en competición, en este caso, el resto de las novelas publicadas en lengua francesa del 2013. En la lista de premiados de la historia de los Goncourt ocurre como en la de los Nobel, que hay de todo.

En fin, una buena historia sin más, narrada con oficio y bastante entretenida. Eso sí, el final, muy espectacular desde luego, es tan artificial como poco verosímil. La justicia poética es lo que tiene.

martes, 7 de julio de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “BLITZ” DE DAVID TRUEBA (ANAGRAMA)


CIENTO VEINTICUATRO MARAVILLOSAS PRIMERAS PÁGINAS QUE NO SE MERECEN LAS CUARENTA ÚLTIMAS.

Hay muy pocas personas que dominen dos artes, bastante complicado es ya alcanzar la maestría en una sola como para intentarlo con dos. David Trueba es una de ellas. No sólo dirige estupendas películas, sino que también es capaz de escribir novelas tan redondas como “Saber perder”. Justo por eso, “Blitz” se me queda corta, me sabe a poco; como cuando un alumno de 10 saca un 8. Está bien, incluso muy bien, pero se esperaba más.

Después de 124 maravillosas primeras páginas donde reinan por derecho propio dos personajes espléndidos, un hombre joven abandonado por su novia y una mujer alemana que le dobla la edad, de repente, como si David Trueba hubiera sufrido una de esas “pájaras” que afectan a los ciclistas, remata la historia en las cuarenta siguientes de una forma tan apresurada que me resulta incomprensible en el autor de “Saber perder”. Las últimas páginas parecen más un esquema para desarrollar que una parte acabada de la novela. Esos personajes inolvidables y su historia no se lo merecían. Y el lector tampoco. Puede que haya alguna razón estilística o alguna explicación literaria que lo justifique, quizás tenga su sentido, pero a mí nadie me quita ya la decepción de no haber podido leer el final que, en mi opinión, esa novela merecía.

Y dicho esto, no puedo hacer otra cosa que recomendaros que compréis el libro y que lo leáis, porque esas 124 páginas y los personajes que las habitan merecen mucho la pena. Las últimas, ya digo, sólo rematan la historia, pero de una forma tan esquemática que quizás habría sido mejor no incluirlas. Las primeras tienen la fuerza suficiente como para sostenerse solas. A lo mejor un día David Trueba nos da la sorpresa y remata esta novela como su talento le obliga.

jueves, 2 de julio de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “UN HIJO” DE ALEJANDRO PALOMAS (BRIDGE – LA GALERA)


CONMOVEDORA E INQUIETANTE A LA VEZ. SE LEE DE UN TIRÓN, PERO NO SE OLVIDA FÁCILMENTE.

“Un hijo” es una novela de verdad emocionante y enternecedora, de esas que cuentan una historia que habrá de seguir rondándonos mucho tiempo después de haber pasado la última página. No puedo contar mucho acerca de la trama, sería un pecado desvelar algún dato esencial antes de tiempo, porque esta novela sobre un niño hipersensible, un padre sobrepasado, una madre ausente, una niña atrapada en su propia cultura y una orientadora escolar de lo más perspicaz, es sobre todo una novela de misterio. Puede que no transcurra por las vías habituales del género, pero eso no impide que en varias ocasiones un escalofrío nos recorra la columna vertebral, que se nos pongan los pelos de punta. A mí, por lo menos, fue lo que me ocurrió. Y ya no diré más.

Me gustaría hacer una mención especial a las ilustraciones que acompañan el texto, estupendas e indispensables para seguir la historia. En cuanto al diseño de la portada, no puede ser más adecuado, recoge  a la perfección el ambiente y la esencia de la novela, y esto no es tan habitual.

Sobre la estructura y el punto de vista, sólo un reproche (pequeño). Me da la sensación de que Alejandro Palomas comenzó la novela con una idea muy clara acerca del carácter coral de la novela, dando categoría de narradores al niño, su padre, la tutora y la orientadora. Pero la fuerza como narradores del niño protagonista y de su orientadora es tan descomunal que acaba por no dejar sitio a los otros dos. Así que, superadas las primeras cincuenta páginas, toman ellos las riendas en exclusiva del relato y ya no las sueltan hasta el final. Una vez aceptada la situación, quizás lo mejor hubiera sido retomar el comienzo y eliminar definitivamente al padre y la tutora como narradores. No es que sea algo trascendental ni mucho menos, pero habría dado más armonía a la estructura.

En resumen, una estupenda novela, conmovedora e inquietante a la vez, que se lee de un tirón, pero no se olvida fácilmente.

miércoles, 1 de julio de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “PENSIÓN LEONARDO” DE ROSA RIBAS (SIRUELA)


ROSA RIBAS O EL DON DE LA NARRACIÓN.

Reconozco que empecé a leer esta novela pensando que sería la tercera entrega de la serie negra que Rosa Ribas escribe junto a Sabine Hofmann; así que, cuando me di cuenta de mi error, me sentí un poco defraudado. Pensé, vaya, una novela que se desarrolla en una pensión de Barcelona en los primeros años sesenta y que ni siquiera es de género negro, pues no es esto lo que me apetece leer ahora. Claro que el disgusto me duró muy poco tiempo, apenas el necesario para meterme en la historia que me querían contar. Porque lo que Rosa Ribas quiere es contarte siempre una buena historia. Esto parece una obviedad, todos los escritores deberían querer contarnos una historia. Puede ser, pero lo que no tienen todos es el don de la narración, la capacidad para contar cualquier cosa y hacerlo bien. Pero me siento incómodo hablando de dones porque parece que cuando los hay ya no debería hacer falta el trabajo, las historias ya se pueden escribir solas. Nada más alejado de la realidad, por supuesto.

Con los elementos que componen “Pensión Leonardo” es fácil fracasar literariamente, perderse por caminos no deseados, y sin embargo, supongo que por aquello del don y del trabajo, Rosa Ribas consigue dar con el tono y la perspectiva adecuados para llevarla a buen término. En ella se habla de la vida cotidiana en una pensión durante el franquismo, de la familia que la regenta, de sus inquilinos, de los habituales del bar anexo… Pero sobre todo de lo que no se dice, de los secretos de familia, de aquellas cosas que no deben ser contadas ni siquiera en voz baja, ni siquiera a los más cercanos; abuelos que no se pueden mencionar, tíos que no existen, pasados que se quedaron en otro lugar como si pertenecieran a una vida anterior. Se habla también de los que perdieron la guerra, pero deben seguir viviendo a pesar de todo. La pensión Leonardo es en definitiva una España en miniatura, un microcosmos en el que queda reflejada la sociedad de la época. Y en medio de todo, Lali, una niña muy despierta para la que los secretos y los silencios no son más que puertas abiertas a la investigación. Así que al final, Rosa Ribas no lo puede evitar, aquí también acabamos por encontrarnos con una investigadora y muchos misterios, aunque sean familiares.

domingo, 21 de junio de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “LA INVENCIÓN DEL CUERPO. ARTE Y EROTISMO EN EL MUNDO CLÁSICO” DE CARMEN SÁNCHEZ (SIRUELA)


“BIBLIOTECA DE ENSAYO” NUNCA DEFRAUDA.

La colección “Biblioteca de Ensayo” de Siruela nunca defrauda. Todavía recuerdo el “Séneca” de María Zambrano, todo un clásico, que leí en el año 95. Era el número 3. Pero es que hoy sigo oyendo y leyendo a mucha gente recomendando su número 1, “El elogio de la sombra” de Tanizaki, todo un long-seller con sus 34 ediciones. Por no hablar de su último éxito, “Biografía del silencio” de Pablo d’Ors (número 54) o el que leeré próximamente, “Elogio del caminar” de David Le Breton, su número 58. Que en veintiún años sólo se hayan publicado 59 títulos, da una idea del cuidado con el que  siempre ha tratado Siruela a esta colección de ensayos de bolsillo.

“La invención del cuerpo” no es, como ya advierte su autora en la introducción, un ensayo sobre las costumbres sexuales en el mundo clásico (Grecia y Roma), sino un tratado sobre la iconografía erótica entre griegos y romanos, que no es lo mismo. Comienza haciendo un poco de historia sobre el desnudo en el arte griego, el masculino primero (asociado al ideal de belleza musculosa de atletas y guerreros) y, mucho después el femenino (más vinculado a lo cotidiano y a las deidades femeninas), con interesantes explicaciones sobre el porqué de los genitales infantiloides en las estatuas de varones y mujeres adultos, sobre la costumbre de la infibulación masculina entre los atletas o acerca de la supuesta mala suerte que podía recaer sobre aquellos que contemplaban a una mujer desnuda.

Más adelante el ensayo se centra en el significado mágico o supersticioso de símbolos eróticos tan poderosos como el miembro masculino, que abundaban en los lugares más cotidianos de Grecia o Roma sin que su imagen se considerara en la época ni obscena ni provocativa, sino más bien protectora.

Para finalizar, el capítulo “Ars erotica”, repasa la presencia de elementos eróticos en piezas de cerámica y otras obras de arte, aproximándose a la consideración del lesbianismo en la cultura clásica y sobre todo a la iniciación sexual de los varones griegos a través de relaciones homosexuales. La última parte aborda las diferentes posturas eróticas que aparecen en las piezas de cerámica y su significado social.

Al cerrar el libro hemos desterrado ideas falsas, disfrutado con algunas curiosidades y despejado bastantes dudas, así que salimos de él con una idea mucho más clara acerca de la iconografía erótica clásica, que es justo de lo que se trataba. Una vez más, “Biblioteca de Ensayo” no nos ha defraudado.

jueves, 18 de junio de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “EL BARCO FARO” DE SIEGFRIED LENZ (IMPEDIMENTA)


UN BUEN EJEMPLO DE LA DESOLACIÓN MORAL Y ANÍMICA DE LA ALEMANIA DE POSGUERRA

Ser alemán durante los quince años que siguieron al final de la Segunda Guerra Mundial no debió de resultar una tarea fácil. El país se hallaba hundido económica y moralmente, y un sentimiento de culpa y vergüenza colectivos lastraba a toda una generación. En ese contexto tan difícil surgió el “Grupo 47”, formado en 1947 (de ahí el nombre) por un buen número de novelistas, críticos literarios y otros intelectuales alemanes a los que unían sus dramáticas experiencias vitales y unos intereses literarios comunes. Algunos de sus miembros, los de mayor proyección internacional, son muy conocidos, entre nosotros, como el premio Nobel Günter Grass; el pensador Hans Magnus Enzensberger o el últimamente algo olvidado Heinrich Böll. Junto a ellos, hubo otros, menos internacionales, pero que resultan igualmente interesantes. Uno de ellos es Siegfried Lenz.

Los relatos que componen “El barco faro” (1960) son todos de muy buen nivel, pero hay dos que sobresalen por encima de los demás, quizás porque sean los que mejor ilustran esa confusión colectiva de carácter moral y anímico de la que hablábamos al principio: son el primero, la novela corta que da título al libro; y el último, “Los humores del mar”. En “El barco faro”, una embarcación que permanece anclada e inmóvil frente a la costa a modo de faro flotante, se ve asaltada por un grupo de delincuentes después de haber sido rescatados de un naufragio. A partir del momento en que esos elementos extraños y agresivos suben a bordo, se desatan fuertes controversias entre la tripulación y su capitán acerca de lo que se debe hacer frente a la agresión que están sufriendo. En esa disputa casi silenciosa, hay un elemento que mina la autoridad del capitán, su presunto comportamiento poco honroso en un episodio del pasado. No es difícil ver en esta historia casi alegórica, las dudas morales de los ciudadanos alemanes, que pudieron sentirse a la vez víctimas y culpables por su sometimiento a la violencia de los nazis.

“Los humores del mar” cuenta las peripecias de un grupo de hombres que, en su huída de Alemania a bordo de una precaria embarcación, deben enfrentarse a la niebla y las tormentas para intentar llegar a las costas de Dinamarca sin ser descubiertos por los guardacostas. Este relato, no sólo puede representar la claustrofobia que debieron de  sentir muchos alemanes dentro de un país aislado y agresivo al mismo tiempo (otra vez la alegoría), sino que recrea un episodio de la vida del propio Siegfried Lenz, que hacia el final de la guerra decidió desertar del ejército y se refugió en Dinamarca.

Del resto de los relatos, me gustan especialmente “Un amigo del gobierno” y “El hijo del dictador”. Ambos resultan tan actuales que podrían desarrollarse, por ejemplo, en la Corea del Norte de nuestros días.

miércoles, 17 de junio de 2015

LEYENDO “EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO”. CUADERNO DE ESCALADA (2). LOS SHERPAS.

En mis cuatro anteriores intentos de alcanzar la cumbre proustiana no utilicé sherpa ni guía ni cualquier otro tipo de ayuda externa, quizás por eso fracasé. Para esta ocasión, he decidido cambiar de estrategia y cuento con tres (de momento) libros auxiliares diferentes y complementarios. Por desgracia, ninguno de ellos está publicado en español. En realidad, no hay mucha bibliografía sobre Proust en español y mucha menos sobre “En busca del tiempo perdido”, aunque tampoco soy un experto. Lo mismo me estoy perdiendo algún libro trascendental que no conozco. En fin, estos son mis tres sherpas:

MARCEL PROUST’S SEARCH FOR LOST TIME. A READER’S GUIDE TO “REMEMBRANCE OF THINGS PAST” de Patrick Alexander (Vintage Books)

Ésta es la más simple de las guías, pero muy útil al mismo tiempo. Se divide en tres partes.
Primera parte: “Lo que sucede en Proust”. Es un resumen libro por libro y parte por parte de “En busca del tiempo perdido”. No hay riesgo de que nos destripe el argumento porque lo importante en esta novela no se encuentra ni mucho menos en la trama, y sin embargo este resumen puede ayudarnos en momentos de ligera desorientación y desaliento. Para hacer trabajos escolares sin haberse leído la novela puede ser también bastante útil, pero ese es otro tema.
Segunda parte: “Quién es quién en Proust”. Se trata de una guía alfabética de los personajes más importantes de la novela (unos 60). En cada entrada se explica quién es el personaje, los principales rasgos de su carácter, así como su papel y evolución a lo largo de la historia. Reconozco que estos resúmenes están muy bien hechos y a mí me están ayudando bastante. Más que los de la primera parte.
Tercera parte: “El mundo de Proust”. Es la más corta de las tres y se compone de una serie de artículos sobre la biografía de Proust, el París en el que vivió y en el que se desarrolla parte de su novela, la Belle Époque y el “Asunto Dreyfuss”.
Cierra el libro un apéndice que recoge una bibliografía sobre “En busca del tiempo perdido” y Proust. Es muy buena, sobre todo porque es de esas que piensan más en la utilidad para el lector que en el lucimiento del autor. También hay un apartado dedicado a las páginas de internet sobre Proust y su obra, aunque, por la propia volatilidad del medio, no es tan interesante.
Como curiosidad, también encontraremos en el apéndice un cómputo de páginas y de palabras por libros y total. Ya os anticipo que la novela se extiende a lo largo de 3.275 páginas y que para llegar a la última (sin saltarnos ninguna, claro) habremos tenido que leer 1.404.975 palabras solamente.

UN ÉTÉ AVEC PROUST de Varios Autores (Éditions des Équateurs/France Inter)

Recoge una serie de charlas que, bajo el título general de “Un verano con Proust”, tuvieron lugar durante el verano de 2013 en un programa de la radio francesa (France Inter). Aquí no debemos buscar una guía precisa y “práctica”, como en el caso del libro de Alexander, sino una verdadera introducción a “En busca del tiempo perdido”. A lo largo de sus páginas, varios autores, especialistas en diferentes campos, nos acercan a otras tantas perspectivas desde las que se puede abordar la obra. En ella, Proust nos habla de pintura, de historia, de política, de música, de filosofía y, por supuesto del tiempo y del recuerdo. Por eso, este libro, pequeño en tamaño, pero muy iluminador para el que quiera avanzar por la obra de Proust, se divide en los siguientes capítulos: I. El tiempo; II. Los personajes; III. Proust y su mundo; IV. El amor; V. El imaginario; VI. Los escenarios; VII. Proust y los filósofos; y VIII. Las artes.
Es una verdadera lástima que “Un verano con Proust” no se haya traducido aún al español porque es una muy buena puerta de entrada a “En busca del tiempo perdido”. En el verano de 2012, en la misma radio, tuvo lugar otro ciclo de programas sobre Montaigne que originó un libro parecido con el título de “Un verano con Montaigne” que sí ha sido traducido por la editorial Paidós. Habrá que pedirles que, por favor, hagan lo mismo con el de Proust.

LE MUSÉE IMAGINAIRE DE MARCEL PROUST de Eric Karpeles (Thames and Hudson)

A lo largo de “En busca del tiempo perdido” hay infinidad de referencias a cuadros y pinturas de clásicos y contemporáneos. Proust las usa constantemente para ilustrar ideas, sensaciones y también para ayudar a perfilar los retratos de los personajes. Es muy frecuente en la descripción de personas que indique que se parecen a tal personaje de tal cuadro o que alguno de sus rasgos le recuerda a tal otro. Proust era lo que se suele llamar un esteta, un entusiasta de todas las artes y muy en especial de la música y la pintura. No dejaba de ir a conciertos o exposiciones, a la última incluso poco antes de su muerte. Por eso, todas las artes en general, y sobre todo estas dos, tienen una presencia tan intensa en su novela. Quizás toda esta inclinación artística pueda hallar su justificación en “La prisionera”, el quinto volumen de la novela, cuando escribe que “la belleza es una promesa de la felicidad”. Para Proust es además una forma de sublimación en el sentido psicoanalítico de la palabra.
Lo que hace este libro es recoger todas las referencias a cuadros a lo largo de la novela situando la cita textual al lado de una imagen del cuadro al que hace referencia. Por supuesto que no es un libro esencial para seguir la lectura de “En busca del tiempo perdido”, pero sí la hace más agradable, sirviendo sus imágenes como ilustraciones de la novela. Aparte de esta edición en francés, hay otra en ingles. En español, de momento, no ha sido publicada.

sábado, 6 de junio de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “JARDINES. LOS VERDADEROS Y LOS OTROS” DE UMBERTO PASTI. ILUSTRACIONES DE PIERRE LE-TAN (ELBA)


TRAS LA ÚLTIMA PÁGINA, SERÁS CAPAZ DE DISTINGUIR UN VERDADERO JARDÍN DE UNA MERA ACUMULACIÓN DE PLANTAS SIN ALMA. TODO UN APRENDIZAJE.

Hay muchas maneras de llegar a saber de un libro, de acercarse a él, de dejar que nos cuente lo que lleva dentro. En mi caso, no llegué a “Jardines…” por su asunto; disfruto mucho de los jardines, pero no suelo leer al respecto. Tampoco fue por el autor, al que no conocía en absoluto. Fueron las ilustraciones de Pierre Le-Tan las que me llevaron a “Jardines…”. Lo conozco desde hace muchos años como ilustrador de las portadas de Patrick Modiano (mucho antes de que recibiera el premio Nobel) para Gallimard, en su colección Folio de bolsillo. Siempre me ha admirado su interpretación en dibujos de ese universo onírico tan propio de Modiano, hasta el punto de que ya no puedo imaginar otras portadas para sus novelas, como tampoco se puede pensar en “El Pequeño Nicolas” sin los dibujos de Sempé o en las historias de Roald Dahl sin las ilustraciones de Quentin Blake.





Ya tenía el libro en mis manos, gracias a Pierre Le-Tan, como digo. Y entonces, al pasar las primeras páginas, caí, para mi asombro, en el prólogo de José Carlos Llop, uno de los autores españoles contemporáneos más interesantes, tanto como lo puede ser Modiano en Francia, y con universos muy próximos entre sí. Y además, comisario de la exposición que el Centro de Arte Reina Sofía dedicó a la obra de Pierre Le-Tan en 2004, en cuyo catálogo, como el propio Llop cuenta, se incluyó, a instancias de Pierre Le-Tan, un artículo de su amigo Umberto Pasti. De este modo, queda cerrado el círculo que une a estas cuatro personalidades fascinantes.



Umberto Pasti se dedica a muchas cosas. Es periodista, traductor, escritor, coleccionista, y sobre todo jardinero, de su propio jardín cerca de Tánger y de los que acepta idear por encargo. En este libro, trata de resumir su filosofía personal en torno a esos espacios mágicos que son los jardines. Para ello, lo primero que hace es despotricar contra todos los que no considera como tales, como el del coleccionista, el del millonario, el de diseño, el morisco o los de las rotondas de las carreteras. Arremete contra todos ellos con una mezcla de furia y humor, que resulta irresistible y muy divertida. En su diatriba apenas salva los jardines más modestos, las humildes latas con plantas de las gasolineras, los que cultiva la señora normal y corriente para su propio disfrute o el patio pobre y algo desordenado de una familia marroquí donde los animales y los cachivaches abundan más que las propias plantas. En sus propias palabras, la belleza de un jardín radica en su funcionalidad, en lo que lo vincula a las necesidades de los que lo cultivan, por eso considera que un jardín es hermoso cuando se plantan en él especies que podrán completar todo su ciclo de vida, siendo además coherentes con la historia y la cultura del lugar. Al contrario, un jardín le resulta feo y vulgar cuando el criterio estético es el único que se utiliza para su disposición. Para Pasti, la belleza de una planta se encuentra en su propia vida y la jardinería sólo lo es de verdad cuando fomenta el conocimiento y el respeto por las múltiples formas en que esas vidas se entrelazan con la nuestra.






Al final, a pesar de haber llegado hasta el libro de Pasti por los dibujos, cierro la última página feliz por sentirme ahora capaz de distinguir un verdadero jardín de una mera acumulación de plantas sin alma. Todo un aprendizaje.


martes, 2 de junio de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “EL LUMINOSO REGALO” DE MANUEL VILAS (ALFAGUARA)


MANUEL VILAS HA SIDO BENDECIDO CON EL “LUMINOSO REGALO LITERARIO”

A lo largo de los cuatro o cinco días que me ha llevado la lectura de esta espléndida novela, no he podido dejar de darle vueltas a ese tópico tan gastado (como todos) acerca de lo azaroso que resulta el éxito de masas, lo absurdo de la popularidad y los complejos mecanismos que generan los fenómenos virales. Y todo por haber sucumbido a la tentación de compararla odiosamente con esa otra de cuyo nombre no quiero acordarme que trata acerca de las relaciones ¿afectivas? entre un millonario y una ingenua estudiante universitaria. Y lo recuerdo aquí, a pesar de que el mero hecho de mencionarla en esta reseña, aunque sólo sea a modo de contraste, ya supone un agravio hacia “El luminoso regalo”. No hay entre ellas más punto en común que el contenido erótico de ambas. Y a partir de ahí, ya todo las separa como polos opuestos de un imán. Mientras que una representa lo simple, la mala literatura, los personajes planos, la falta de verosimilitud, los diálogos ridículos, las situaciones grotescas, en fin…; la otra, bueno, pues todo lo contrario. Y entonces por qué tantísimos lectores para una novela que se cae de las manos y sin embargo un público tan minoritario para la que es mucho más interesante. Ni idea. No se me ocurre ninguna explicación de verdad convincente.

La novela de Manuel Vilas sigue las andanzas de un adicto al sexo, un moderno Casanova, y sus encuentros con un gran número de mujeres que no pueden evitar caer bajo el influjo de su magnetismo, el “luminoso regalo” del título. No quiero abundar demasiado en la trama porque lo que de verdad importa es la elaboración del protagonista y de su equivalente femenino, alguien, como él, permanentemente insatisfecho; los intensos monólogos interiores; los diferentes narradores (todos ellos maravillosamente poco fiables); los cambios de punto de vista; o el relato perfecto de los encuentros, sin caer ni en lo remilgado ni en lo tosco. No es fácil explicar un personaje como el que protagoniza esta novela, como tampoco lo es contar lo que “El luminoso regalo” cuenta y a mí me parece que de ambos retos sale el autor más que airoso. Y para rematar, en las últimas páginas, cuando ya parecía que todo el pescado estaba vendido y la novela iba ya llegando a puerto con calma, ¡Zas!, un final apoteósico que uno lee con los ojos como platos. Eso es un golpe de efecto y lo demás son tonterías. Habrá que seguir leyendo a Manuel Vilas porque él mismo parece poseedor del “luminoso regalo” (literario, claro).

domingo, 31 de mayo de 2015

LEYENDO “EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO”. CUADERNO DE ESCALADA (1). DONDE SE INTENTAN EXPLICAR LAS DIMENSIONES DEL RETO


Leer los siete volúmenes que conforman “En busca del tiempo perdido” de Marcel Proust es para el lector experimentado algo tan mítico como alcanzar la cumbre de los catorce ochomiles para el escalador profesional. Ambos retos precisan de constancia, valor, entusiasmo, entrenamiento previo y mucho sacrificio. Pero la recompensa es grande. Cuando logren su última cumbre, los escaladores habrán contemplado catorce paisajes desde perspectivas insólitas al alcance de muy pocos seres humanos. Los lectores, por su parte, al pasar la última página del último volumen de “En busca del tiempo…”, habrán vivido en primera fila la experiencia de la literatura en su estado más puro. Porque lo que cuenta Marcel Proust en su novela descomunal es tan inmaterial, tan etéreo, que sólo admite el lenguaje literario. No se puede contar, o al menos no de una forma tan precisa, en ningún otro de los lenguajes artísticos (cinematográfico, pictórico, escultórico, musical,…). En su novela, Proust nos habla del misterio de su existencia y de la nuestra, de la vida, o más precisamente, de la experiencia vital y, para nuestro asombro, descubrimos con él que el núcleo central de nuestra existencia no se encuentra en nuestras acciones ni en las de los que nos rodean, ni siquiera en nuestros juicios o impresiones superficiales, sino en los recovecos escondidos entre las anécdotas insulsas de nuestras mediocres vidas. Proust nos habla de cosas que intuimos, pero que no somos capaces de expresar justamente por eso, porque no las conocemos, sólo las intuimos. Y del tiempo, claro, la dimensión más misteriosa de las que nos conforman. Y del recuerdo, esa primitiva herramienta con la que contamos para enfrentarnos al tiempo. Probablemente Proust ha sido el único ser humano capaz de hablar del tiempo y del recuerdo con algo de rigor. Por eso, lograr entrar en su universo nos proporciona esa nueva perspectiva por la que tanto sufren escaladores y lectores.


La tarea no es fácil. Para alcanzar ese nivel de sutileza, para lograr contar lo que hasta entonces nadie había sido capaz, Proust necesitó retorcer de alguna manera su estilo y apurar al máximo las posibilidades de las estructuras gramaticales, para poder sacar de ellas toda su capacidad expresiva. Y eso implica la elaboración de sus míticas frases, larguísimas, en las que las oraciones se subordinan una tras otra en espiral para rodear hasta atraparlo el concepto que quieren iluminar. En esos giros vertiginosos, el lector suele acabar por perder pie y olvidar el comienzo de la frase, veinte o treinta líneas más arriba. No hay que desesperarse. El estilo de Proust es casi impresionista y nuestra lectura debe adaptarse a él. Lo mejor, en muchos casos, es leer por encima de sus frases como el que guiña los ojos contemplando un cuadro de Monet. También podemos volver al principio de la frase e intentarlo de nuevo. No pasa nada.

Confieso que éste es mi quinto intento de ascender esta cumbre, y lo haré una vez más sin oxígeno y por la cara más difícil, o sea, en francés. Me siento fuerte, pero no más seguro de lograr el éxito que en las ocasiones anteriores. Espero que este cuaderno de escalada,  donde compartiré todo aquello que me llame la atención, me ayude. También me serviré de algunos sherpas (en la siguiente entrada os hablaré de ellos).


Hay dos formas principales de abordar la lectura de “En busca del tiempo…”: leerlo todo del tirón (si puede ser durante la convalecencia de una rara enfermedad tropical o la soldadura de varios huesos rotos que nos impidan hacer cualquier otra cosa); o compartir su lectura con otras menos exigentes, dedicándole un tiempo limitado y un espacio concreto al día. En mi caso, y salvo rara enfermedad tropical de última hora, optaré por esta segunda modalidad. Leeré una media hora al final del día, quizás un poco más, sentado en mi mecedora o, en caso de mucho calor, en la silla de la terraza.


miércoles, 27 de mayo de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “EL GRAN RELOJ” DE KENNETH FEARING (RBA. SERIE NEGRA)


UNA TRAMA TAN PERFECTA QUE FUNCIONA CON LA PRECISIÓN DE LAS PIEZAS ENGRASADAS DE UN RELOJ SUIZO

Nada más empezar a leer esta novela descubrimos algo asombrados que el ambiente y los personajes de la serie “Mad men” ya estaban ahí en los años cuarenta, dos décadas antes de la época en que se desarrolla la mítica serie. Ya estaban las grandes empresas editoras de revistas, las de publicidad, la gran ciudad, los barrios residenciales, los ejecutivos, sus compañeros de oficina, sus amantes, sus fieles esposas, el alcohol, los bares, en fin, todo. Así que se encuentra uno tan tranquilo leyendo lo que parece una historia costumbrista más cuando, de repente, en unos pocos días, la vida del protagonista da un giro radical y se desliza (y nosotros con él) por una trama frenética que es ya como una montaña rusa que podrían haber diseñado a partes iguales Patricia Highsmith y Alfred Hitchcock. A partir de entonces, preocupados y muertos de curiosidad por lo que le vaya a ocurrir al protagonista, no podemos hacer otra cosa más que pasar páginas y páginas sin descanso hasta llegar a la última.

En la contraportada del libro se nos dice que “El gran reloj” está considerada como una de las mejores novelas negras jamás escritas. Esa frase se utiliza muy a menudo y casi siempre en vano. Sin embargo, en esta ocasión la suscribo con entusiasmo. “El gran reloj” es una obra maestra sin discusión. Sus puntos de vista múltiples (los personajes más importantes son los consecutivos narradores en primera persona), que no sea importante el habitual “quién lo hizo”, que no haya detectives o policías de por medio,… Todo contribuye a la originalidad de esta novela negra perfecta. Y en tan solo 188 páginas, no le hacen falta más a su atípico autor para rematar su espléndida historia y hacernos disfrutar como locos.

¿Qué por qué atípico? Pues porque Kenneth Fearing fue sobre todo un poeta, considerado como el mejor de su generación, la de la Gran Depresión, así que escribió casi tantos libros de poemas como novelas. No deja de ser curioso que no sea más conocido entre nosotros, o incluso que lo sea más como poeta en Estados Unidos que como novelista a pesar de haber escrito una joya como “El gran reloj”.

Lo que no me gusta tanto es el título. No hace referencia a ningún aspecto concreto de la trama, sino a una especie de engranaje invisible, que se menciona varias veces en el texto, y que hace girar el destino de las personas hacia el triunfo o hacia la catástrofe. Desde mi punto de vista, a lo que en realidad debería referirse es a esa trama tan perfecta que funciona con la precisión de las piezas engrasadas de un reloj suizo.