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jueves, 18 de septiembre de 2014

ACABO DE LEER… “TODO LO QUE HAY” DE JAMES SALTER (SALAMANDRA)


El autor y sus circunstancias no deberían importarnos, lo que cuenta es la obra en sí misma, sin que tenga que influir en ella ningún dato relacionado con quien la escribió. Esa es la teoría, pero hoy en día, con la avalancha de información que nos inunda, esto no es posible. Por eso, cuando leía "Todo lo que hay", no podía dejar de considerar con asombro que había sido escrita por alguien de ochenta y siete años. La aproximación a las historias que en ella se cuentan y a sus personajes no puede ser más actual ni más pletórica de vida. Habían pasado treinta años desde que James Salter escribiera su anterior novela y esto es lo que quedaba todavía en el tintero, al menos hasta ahora. Y resulta que es verdaderamente bueno, una obra maestra.

No deja de fascinarme la manera en que Salter realza a sus numerosos personajes secundarios, concediéndoles a todos un espacio para profundizar en algún aspecto de su vida o de su carácter. Así, los convierte en un poco más principales, además de lograr que su novela resulte fresca y, de alguna manera, coral. Esta forma de avanzar en la trama saltando de un personaje a otro, sin perder de vista a su protagonista, es una constante en las novelas de Salter y uno de sus principales rasgos de estilo.

Por si había alguna duda, con esta novela queda claro que James Salter es uno de los grandes novelistas norteamericanos de las últimas décadas.

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