ROSA RIBAS O EL DON DE LA NARRACIÓN.
Reconozco que empecé a leer esta novela pensando que sería la tercera entrega de la serie negra que Rosa Ribas escribe junto a Sabine Hofmann; así que, cuando me di cuenta de mi error, me sentí un poco defraudado. Pensé, vaya, una novela que se desarrolla en una pensión de Barcelona en los primeros años sesenta y que ni siquiera es de género negro, pues no es esto lo que me apetece leer ahora. Claro que el disgusto me duró muy poco tiempo, apenas el necesario para meterme en la historia que me querían contar. Porque lo que Rosa Ribas quiere es contarte siempre una buena historia. Esto parece una obviedad, todos los escritores deberían querer contarnos una historia. Puede ser, pero lo que no tienen todos es el don de la narración, la capacidad para contar cualquier cosa y hacerlo bien. Pero me siento incómodo hablando de dones porque parece que cuando los hay ya no debería hacer falta el trabajo, las historias ya se pueden escribir solas. Nada más alejado de la realidad, por supuesto.
Con los elementos que componen “Pensión Leonardo” es fácil fracasar literariamente, perderse por caminos no deseados, y sin embargo, supongo que por aquello del don y del trabajo, Rosa Ribas consigue dar con el tono y la perspectiva adecuados para llevarla a buen término. En ella se habla de la vida cotidiana en una pensión durante el franquismo, de la familia que la regenta, de sus inquilinos, de los habituales del bar anexo… Pero sobre todo de lo que no se dice, de los secretos de familia, de aquellas cosas que no deben ser contadas ni siquiera en voz baja, ni siquiera a los más cercanos; abuelos que no se pueden mencionar, tíos que no existen, pasados que se quedaron en otro lugar como si pertenecieran a una vida anterior. Se habla también de los que perdieron la guerra, pero deben seguir viviendo a pesar de todo. La pensión Leonardo es en definitiva una España en miniatura, un microcosmos en el que queda reflejada la sociedad de la época. Y en medio de todo, Lali, una niña muy despierta para la que los secretos y los silencios no son más que puertas abiertas a la investigación. Así que al final, Rosa Ribas no lo puede evitar, aquí también acabamos por encontrarnos con una investigadora y muchos misterios, aunque sean familiares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario