UN RELATO SOBRE LA PASIÓN, A CABALLO ENTRE LO ONÍRICO Y LA LOCURA
La trama de “La pasión” se desarrolla entre
Francia, Rusia y sobre todo Venecia durante la época de las guerras
napoleónicas, aunque está muy lejos de ser una novela histórica al uso. Es tan
histórica como puede serlo el “Orlando” de Virginia Woolf, novela con la que tiene bastantes cosas en común que no
pueden ser casuales, especialmente la ambigüedad de género de sus
protagonistas. Tampoco parecen fruto del azar los frecuentes recursos al
realismo mágico, tan extendido durante los años sesenta y setenta del pasado
siglo, si tenemos en cuenta que “La pasión” se publicó en 1987, cuando el boom
latinoamericano ya se estaba apagando, pero aún se notaba su influjo sobre la
literatura occidental. Y todavía podríamos destacar una influencia más: un
cierto aroma de Stendhal que se deja sentir a lo largo de toda la novela, en
los escenarios, en la época, en la figura casi mítica de Napoleón o en la
propia reflexión sobre la pasión amorosa.
“La pasión” es la segunda novela de Jeanette
Winterson. Por lo diáfano de sus influencias, podría parecer la primera, pero su
madurez literaria no nos engaña. Su autora tiene muy claro el tipo de narración
que quiere desarrollar y la lleva a cabo con enorme solvencia. Se trata de un
relato sobre la pasión, a caballo entre lo onírico y la locura, donde se deja
muy poco espacio a la realidad sin más. Winterson nos quiere hablar de la
identidad sexual, y también del amor, pero en su vertiente más obsesiva y
enloquecida, aquella en la que los personajes enamorados y sus respectivos
objetos amorosos parecen vivir en universos paralelos y aislados. De ahí a la
confusión y al desequilibrio ya sólo hay un paso.
De los tres escenarios que comentábamos al principio,
es Venecia el que se lleva todo el esfuerzo descriptivo de Jeanette Winterson.
Una Venecia, claro, acorde con el tono de la historia y, por lo tanto, espectral
y bastante mágica, como si fuera más su espíritu o su esencia que la propia ciudad
física.
Desde el punto de vista
del mero cotilleo, se puede añadir que la novela está dedicada a la agente
literaria Pat Kavanagh, que estaba casada con el escritor Julian Barnes, al que
dejó para tener una relación con Jeanette Winterson en los ochenta.
Posteriormente Pat Kavanagh volvería con su marido y ya estarían juntos hasta
la muerte de ella en 2008. Algunos han querido ver pistas sobre esta relación
en “La pasión”. Puede ser. Sin embargo, el libro en el que más claramente ha
reflejado Jeanette Winterson aquella relación es sin duda alguna “Escrito en el
cuerpo” (1992).
No hay comentarios:
Publicar un comentario