EL CID SEGÚN PÉREZ-REVERTE.
Las novelas de Pérez-Reverte
son antes que cualquier otra cosa y por encima de todo, eso, novelas de Pérez-Reverte.
Luego ya viene la época histórica, la trama y algún otro detalle, pero en lo
esencial todas tienen en común un héroe decepcionado por la vida, de carácter
duro, leal a sus principios, con un cierto sentido de la amistad y respeto por
el rival, al que se unen un código de honor al margen de la moral común y una
intensa épica de guerra… Eso no suele fallar. En este caso tampoco. Este
Rodrigo Díaz de Vivar es la versión medieval de Alatriste o de Lorenzo Falcó,
más gregario que el primero y menos cínico que el segundo, pero con un ADN
común. Lo mismo son antepasados unos de otros.
Sin embargo, hay algo que
diferencia esta novela de las que forman parte de las series de Alatriste y
Falco, y creo que es la diversión del autor. Como lector, uno tiene la sensación
de que Pérez-Reverte no se ha divertido tanto escribiendo esta como las
anteriores. Quizás le atrae menos la época histórica, o se encuentra demasiado
encorsetado dentro del personaje histórico… No sé, incluso se podría pensar que
a lo mejor esta fuera una obra de encargo. Si lo es, ni autor ni editorial lo
han reconocido así, de manera que quedará el asunto en mera elucubración.
Por lo demás, Pérez-Reverte
es un gran narrador, con un estilo claro y directo, además de un castellano
impecable. Así que, por esa parte, nada que objetar. Comienza la novela con una
introducción de cien páginas de puro western de frontera en la que los ricos
comerciantes americanos, la banda de cazarrecompensas, la misión de Texas o California
y los indios, han sido sustituidos por nobles asustados, una mesnada de
guerreros castellanos, un monasterio y una aceifa musulmana. En fin, lo que
viene a ser una de vaqueros.
Lo que sigue a esa presentación
estilo John Ford, y aquí viene el punto débil de la novela, es una historia no
muy interesante, con una trama lineal y simple, que desemboca en una batalla,
por supuesto, muy bien contada. Pérez-Reverte, que es un gran profesional de su
oficio, ha apostado todo a la ambientación y construcción de su personaje,
intuyendo que el encorsetamiento de la Historia (con mayúsculas) no le
permitiría lucirse por ese lado. Ha tratado, eso sí, de quitar un poco de
aridez al relato deteniéndose en las escenas que se desarrollan en el lujoso palacio
del Rey de Zaragoza, con el monarca y su atractiva hermana (otro personaje
habitual en Pérez-Reverte, la mujer guapísima, inteligente y de armas tomar, lo
que los vintage llamarían una mujer fatal), pero sin mucho empeño. Al final, lo
que predomina es “polvo, sudor y hierro, el Cid cabalga”.
A pesar de que no sea una
gran novela, se deja leer con gusto. Incluso a los que no les atraiga mucho la
literatura de guerra o el universo “Pérez-Reverte”, creo que, si se lee con actitud
abierta, Sidi aporta bastante información interesante. Supongo que ya nadie se
cree ese Cid mítico, defensor de España y la cristiandad, pero si todavía
quedaba alguien, esta novela puede sacarle del error. A aquellos que quieran
profundizar en el asunto, les recomendaría la lectura de "El Cid. Historia
y mito de un señor de la guerra” de David Porrinas (Ediciones Desperta Ferro)".
De lo mejor que se puede encontrar hoy en día acerca de la figura histórica del
Cid.
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