Los personajes humanos de los cuentos viven en un edificio
residencial de lujo ubicado en el Upper West Side de Nueva York y llamado El
Bosque. Allí reina el viejo rey Cole de la rima infantil inglesa; Blancanieves
ejerce de alcaldesa y mano derecha del rey; el lobo feroz, bajo aspecto humano,
se ocupa de la seguridad… En fin, ese es el contexto en el que se desarrolla el
espléndido cómic titulado “Fábulas” que, desde luego, no es para niños. En este
primer tomo recopilatorio se recogen dos historias. En la primera, se cuenta la
investigación que llevan a cabo Blancanieves y el lobo feroz tras la sangrienta
desaparición de Rosaroja, hermana de Blancanieves. En la segunda, la alcaldesa
Blancanieves se desplaza con su hermana a “La Granja”, donde viven los
personajes de los cuentos que, por su aspecto animal (tipo los tres cerditos,
el zorro de las fábulas, los tres osos, etc) no podrían pasar desapercibidos en
el mundo moderno. Allí descubre que se está preparando una revolución.
La lectura de estos cómics de la serie “Fábulas” no puede ser
más placentera. Todo en ellos es un alarde de ingenio e imaginación. La forma
en que Bill Willingham consigue convertir a los legendarios personajes de los
cuentos en personajes cotidianos del siglo XXI le deja a uno con la boca
abierta y preguntándose por qué no se le habría ocurrido esto a alguien antes.
Esa atractiva e inteligente Blancanieves; el lobo feroz, encarnado en un tipo
duro, de los que abundan en las novelas negras; el príncipe encantador, un
atractivo sinvergüenza con varios divorcios a sus espaldas (Blancanieves,
Cenicienta,…); el sofisticado Barbazul; los problemas matrimoniales entre
Bestia y Bella resumidos en una brillante sentencia de ésta última: “No se
puede estar casado durante casi mil años sin tener algunos altibajos”… Todo en
este cómic alcanza el nivel de la genialidad.
¿Hay algo negativo? La verdad es que no. Si quisiéramos
ponernos muy, pero que muy quisquillosos, podríamos reprocharle, desde el punto
de vista español, que algunos de los personajes pertenezcan más a la tradición
popular inglesa que a la española como, por ejemplo, el rey Cole o los
personajes del Mago de Oz. Pero, vamos, por poner alguna pega. Súper
recomendable.
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