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jueves, 18 de junio de 2015

RESEÑAS DE LIBROS. “EL BARCO FARO” DE SIEGFRIED LENZ (IMPEDIMENTA)


UN BUEN EJEMPLO DE LA DESOLACIÓN MORAL Y ANÍMICA DE LA ALEMANIA DE POSGUERRA

Ser alemán durante los quince años que siguieron al final de la Segunda Guerra Mundial no debió de resultar una tarea fácil. El país se hallaba hundido económica y moralmente, y un sentimiento de culpa y vergüenza colectivos lastraba a toda una generación. En ese contexto tan difícil surgió el “Grupo 47”, formado en 1947 (de ahí el nombre) por un buen número de novelistas, críticos literarios y otros intelectuales alemanes a los que unían sus dramáticas experiencias vitales y unos intereses literarios comunes. Algunos de sus miembros, los de mayor proyección internacional, son muy conocidos, entre nosotros, como el premio Nobel Günter Grass; el pensador Hans Magnus Enzensberger o el últimamente algo olvidado Heinrich Böll. Junto a ellos, hubo otros, menos internacionales, pero que resultan igualmente interesantes. Uno de ellos es Siegfried Lenz.

Los relatos que componen “El barco faro” (1960) son todos de muy buen nivel, pero hay dos que sobresalen por encima de los demás, quizás porque sean los que mejor ilustran esa confusión colectiva de carácter moral y anímico de la que hablábamos al principio: son el primero, la novela corta que da título al libro; y el último, “Los humores del mar”. En “El barco faro”, una embarcación que permanece anclada e inmóvil frente a la costa a modo de faro flotante, se ve asaltada por un grupo de delincuentes después de haber sido rescatados de un naufragio. A partir del momento en que esos elementos extraños y agresivos suben a bordo, se desatan fuertes controversias entre la tripulación y su capitán acerca de lo que se debe hacer frente a la agresión que están sufriendo. En esa disputa casi silenciosa, hay un elemento que mina la autoridad del capitán, su presunto comportamiento poco honroso en un episodio del pasado. No es difícil ver en esta historia casi alegórica, las dudas morales de los ciudadanos alemanes, que pudieron sentirse a la vez víctimas y culpables por su sometimiento a la violencia de los nazis.

“Los humores del mar” cuenta las peripecias de un grupo de hombres que, en su huída de Alemania a bordo de una precaria embarcación, deben enfrentarse a la niebla y las tormentas para intentar llegar a las costas de Dinamarca sin ser descubiertos por los guardacostas. Este relato, no sólo puede representar la claustrofobia que debieron de  sentir muchos alemanes dentro de un país aislado y agresivo al mismo tiempo (otra vez la alegoría), sino que recrea un episodio de la vida del propio Siegfried Lenz, que hacia el final de la guerra decidió desertar del ejército y se refugió en Dinamarca.

Del resto de los relatos, me gustan especialmente “Un amigo del gobierno” y “El hijo del dictador”. Ambos resultan tan actuales que podrían desarrollarse, por ejemplo, en la Corea del Norte de nuestros días.

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