SEMPÉ NOS OFRECE UN
LUGAR AL QUE VOLVER CUANDO LAS COSAS DEL MUNDO REAL SE PONGAN COMPLICADAS.
Cada nueva edición en
español de un libro de Sempé es todo un acontecimiento, no sólo por lo
infrecuente del caso, sino sobre todo porque Sempé es todo un clásico
(afortunadamente todavía) en vida, un maestro, un genio del dibujo, llamadlo
como queráis. Muchos lo conocen exclusivamente como ilustrador de los cuentos
de “El pequeño Nicolás” de Goscinny, y es verdad que ya sólo por eso merecería
pasar con honores a la historia de la ilustración. Pero es que, además de esos
trabajos, ha publicado infinidad de álbumes, más o menos temáticos, con sus
dibujos, y también ha ilustrado historias ajenas, como “Catherine Certitude” de
Patrick Modiano (publicado en español últimamente también por Blackie Books), o
propias, como este “Marcelín” que ahora nos ocupa.
Podríamos hablar de
“Marcelín” como una alegoría-homenaje de la amistad y no nos equivocaríamos,
pero yo, la verdad, prefiero considerarlo como una historia sencilla sin más, sin
ningún tipo de adorno o artificio, algo muy refrescante en este entorno tan
complejo y extra sofisticado en el que nos movemos. Una historia simple (aunque
uno de los títulos clásicos de Sempé sea precisamente “Nada es simple”) sobre
dos niños y sus pequeños defectos que hacen que se sientan de algún modo
afines, y también sobre lo difícil que es casi siempre mantener de adulto las
amistades que se forjaron en la infancia. Una historia que se cuenta con
palabras, pero en mayor medida con dibujos, con esos encantadores dibujitos tan
detallistas de Sempé, trazados con líneas finísimas que permiten pasarse las
horas muertas mirándolos para descubrir cada vez un nuevo detalle en alguno de
sus rincones. Por eso, “Marcelín” no es uno de esos libros de leer y guardar,
sino un libro para tener a mano y poder echarle un vistazo cuando las cosas del
mundo real se pongan complicadas.
Y, por último,
deberíamos referirnos a la edición en sí misma. Otra joya cuidadísima como es ya
habitual en la casa. Sempé tiene mucha suerte con sus ediciones españolas a
cargo de Blackie Books. Nada que ver con las originales francesas de Folio,
bastante rutinarias, que no le hacen ninguna justicia a su tierno universo
mínimo.
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