ENTRETENIDÍSIMA. EN LA LÍNEA DE LAS MEJORES NOVELAS DE ESPÍAS DE LOS AÑOS
30 DEL SIGLO XX.
Pérez Reverte es el gran escritor de novelas de
aventuras de finales del siglo XX y principios del XXI. No sólo en España,
donde prácticamente no tiene competencia, sino en el resto del mundo. En su
género, es uno de los grandes. Ya sólo por su serie del Capitán Alatriste
merecería ser leído por las próximas generaciones, también por algunas de sus
novelas más aventureras. Está claro que le tiene bien cogido el tranquillo a este
tipo de literatura.
Ahora, con "Falcó", nos presenta un nuevo
personaje y lo que sin lugar a dudas será la primera novela de su nueva serie. En
este caso, abandona la España del Siglo de Oro para ocuparse de los turbulentos
años 30 de nuestro país y más concretamente, al menos por ahora, de nuestra
Guerra Civil. Lo hace siguiendo los pasos de un agente secreto que trabaja por
dinero y sin ninguna vinculación ideológica. De esta manera, Pérez Reverte se
libra de la necesidad de colocar a su personaje en alguno de los dos bandos
(aunque trabaje de hecho para uno de ellos) y por tanto, también de la
obligación de tener que justificar la adscripción ideológica del personaje, con
el consiguiente peligro de politizar en exceso lo que no deja de ser una novela
de aventuras.
Que Pérez Reverte haya creado un protagonista mercenario,
cínico y descreído, y que haya evitado con mucha habilidad escribir una novela
política, no le ha impedido recrear con maestría el ambiente de guerra que debió
de vivirse en ambos bandos. Los escenarios principales de la novela, Salamanca
y Cartagena, son descritos con enorme perspicacia, al igual que la vida
cotidiana de la retaguardia.
Y luego están las escenas de acción, su especialidad.
Como siempre, impecables. Perfectamente narradas. Pérez Reverte agarra al
lector por el cuello, lo introduce en medio de la escena, y no le da respiro
hasta que decide sacarlo de ella. Acción, violencia, suspense, intriga, también
amor, son elementos indispensables en una buena novela de aventuras y aquí no
falta ninguno.
Durante la promoción de esta novela, Pérez Reverte ha intentado
explicar, o más bien demostrar, que Lorenzo Falcó y Diego Alatriste son dos
personajes muy diferentes, quizás porque él sabe que no están tan lejos. Ambos
llevan ya una larga vida de acción detrás y han visto demasiadas cosas
desagradables, por eso los dos son muy descreídos, y trabajan por dinero y no
por un ideal. Puede que Alatriste sea más romántico que Falcó, aunque éste
también tiene su punto de, llamémoslo, romanticismo. Además, los dos se rigen
por un código ético propio al margen de las normas establecidas, si bien es
verdad que el de Alatriste se fundamenta en el honor, mientras que de Falcó es
más difuso. No es una persona moral, más bien al contrario, pero sí se ciñe a
sus propios principios profesionales y hay límites que no le gusta traspasar.
En definitiva, Pérez Reverte
ha logrado una novela muy entretenida, en la línea de los mejores títulos de
espías de los años 30 del siglo XX, pero dotándola de su propio estilo y abordándola
desde la perspectiva de sus preocupaciones personales, esas que su lector
habitual ya conoce sobradamente. Esperamos impacientes el siguiente título.
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