UNA COLECCIÓN ALGO DESIGUAL DE CUENTOS HUMORÍSTICOS DE FANTASMAS, PERO
CON UNA BUENA CALIDAD MEDIA
Con las antologías temáticas de relatos siempre pasa lo mismo, incluso
las mejores, las más trabajadas, acaban resultando algo desiguales en lo que a
su calidad literaria se refiere. Es muy raro encontrar una antología de cuentos
ideal en la que todas las piezas seleccionadas sean perfectas obras maestras. Teniendo
en cuenta esa imposibilidad de alcanzar la excelencia total, lo que sí debemos
exigir es que los relatos seleccionados sean coherentes con el asunto común y
que su calidad media sea por lo menos aceptable. En este sentido, “Humor
fantasmal” aprueba con nota.
Por hacer un repaso brevísimo al contenido de esta antología, diremos
que empieza por todo lo alto con un relato introductorio de Jerome K. Jerome,
el autor de esa joya del humor que es “Tres hombres en una barca”, en el que se
dedica a desmitificar sin piedad y con su sorna habitual, el ambiente fantasmagórico
de la Navidad.
“El ángel de lo singular” de E. A. Poe suele encontrarse con
frecuencia en antologías de relatos, cosa que me parece inexplicable porque no
sólo está muy lejos de los mejores cuentos de Poe sino que además es muy
difícil traducirlo sin traicionar al original ya que parte de la gracia (aunque
a mí no me haga mucha) radica en el acento con el que habla un barril.
“La puerta abierta” de Saki, otro habitual de las antologías, es una
obra maestra, sin más.
“Se necesita fantasma” de Arthur Conan Doyle es uno de los mejores
relatos, impecablemente narrado, combina a la perfección el elemento
fantasmagórico con humor y el género favorito de Doyle. No es graciosísimo,
pero sí muy simpático.
“El fantasma y el ensalmador” de Le Fanu podría ser una de esas
historias que se escuchan en una taberna irlandesa entre pinta y pinta. Lo
protagoniza un espíritu de clase noble, borrachín y malhablado.
En “La sesión del señor Tilly” de E. F. Benson encontraremos mucha
ironía en torno a la relación entre fantasmas, médiums y espiritismo. Es de los
relatos más largos de esta antología, pero también de los más interesantes.
El cuento de Mark Twain, “Una historia de fantasmas”, resulta bastante
soso y se encuentra muy alejado de sus mejores historias.
“El envío de Dana Da” de Kipling tampoco logra despertarnos ni la
sonrisa ni el interés.
Y ya, entre lo más flojo de la recopilación tenemos “Selina Sedilia”
de Bret Harte y “El fantasma transferido” de F.R. Stockton, una historia algo
simplona, pero entretenida.
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