Hace unos meses confesé en este mismo blog que pertenecía a
la “Sociedad de Amigos de las Nubes”. Pues bien, ha llegado el momento de
añadir que además soy miembro de la “Enid Blyton Society”. Frente a tanto afán
de agrupación, alguien podría llegar a pensar que soy un ser social que
disfruta uniéndose con los demás en torno a los motivos más tontos. Pues no. Se
equivocaría. Soy más bien un misántropo gregario o un gregario misántropo, como
queráis. En realidad pertenezco sólo a aquellos clubes o sociedades en los que
no es necesario asistir a reuniones ni organizar cosas ni, por supuesto,
conocer al resto de los miembros. “The Clouds Appreciation Society” y la “Enid
Blyton Society” cumplen con estos requisitos imprescindibles.
Entre los miembros
de la “Enid Blyton Society” suele surgir cada cierto tiempo la clásica
controversia que enfrenta a los partidarios de “los Cinco” (Fabulous Five,
dicen ellos) con los de “los Siete Secretos”. Hay otras serie parecidas,
también de Enid Blyton, como “Misterio” (sus títulos siempre empiezan por “El
Misterio de…”) o “Aventura” (con la palabra aventura en los títulos); y otras
algo más alejadas del esquema y claramente para niñas (de la época) como Torres
de Malory, Santa Clara o Las Mellizas, pero siempre se encontraron a gran
distancia de los Cinco y los Siete Secretos, al menos en lo que a popularidad
se refiere.
Pues bien, he
pensado que quizás podría extender esta polémica (bastante tonta también como
podéis ver) a los pocos pero selectos lectores de este blog. Y para ello
intentaré repasar muy rápidamente las dos series principales. Ya advierto que
para escribir esta entrada, me he comprometido conmigo mismo a no revisar
ningún dato en Internet. Puede que incluya alguna inexactitud, pero la
contaminación de mi yo adulto sobre los gustos de mi yo de nueve años será
menor. O eso espero.
LOS TÍTULOS
En los Siete Secretos,
los títulos de la serie, eran herméticos. Imposible conocer algo de la trama a
través del título. Todos eran del estilo “Tres hurras por los Siete Secretos”,
“Cuidado, Siete Secretos” o “Adelante Siete Secretos”. Nada de “Los Cinco en el
Páramo Misterioso” o “Se van de Camping” o “En el Cerro del Contrabandista”. Es
verdad que la serie de los Cinco también tenía algún título sin sentido pero al
menos los iban alternando con los descriptivos.
LOS PERSONAJES
Julian, Dick, Anne y
George (Tim, el perro, va aparte) estaban algo mejor perfilados que los
miembros del Club de los Siete Secretos. Y es curioso porque los Cinco son
anteriores a los Siete (aunque al final acabaran publicándose a la vez y el
último título de cada serie se publicara en 1963). Es decir, que no se puede
hablar de evolución en la capacidad de desarrollar personajes por parte de Enid
Blyton. Quizás sea una mera cuestión de número. A más personajes, menos tiempo
para detenerse en sus caracteres. Tampoco es que los Cinco tuvieran una
profundidad psicológica tremenda. De hecho, se basaban en estereotipos. Julián
era el líder, el mayor, el más maduro; Dick, era muy decidido pero siempre un
paso por detrás de Julian; Anne representaba lo que en la época se entendía por
femenino, era dulce y asustadiza, siempre necesitada de protección; y George
(Georgina) quería ser un chico. Al parecer era la única posibilidad de la época
para incluir una mujer valiente y decidida. Había que convertirla en un chicazo.
A los Siete los
recuerdo mucho menos de manera individual. Apenas me sé algún nombre (Peter,
Pamela, Colin, Janet,…). Tenían un perro, pero tampoco recuerdo su nombre. En
cualquier caso, no era tan importante como Tim, el quinto miembro de los Cinco.
Los Siete eran siete y el perro.
En cuanto a las
edades, siempre me ha parecido que los Cinco eran mayores que los Siete
Secretos pero puede que fuera una impresión mía solamente. Me parecía que los
Cinco tenían más libertad de movimientos mientras que las aventuras de los
Siete se circunscribían a su entorno próximo. Además, si no estoy equivocado,
las aventuras de los Siete se desarrollaban en época de colegio, por eso
siempre iban vestidos con sus gabardinas y gorras de uniforme. Las aventuras de
los Cinco, sin embargo, solían empezar cuando les daban las vacaciones.
ORGANIZACIÓN
Como grupo, la
organización de los Siete era mucho más oficial. De hecho tenían un club, el
Club de los Siete Secretos, con sus insignias prendidas en las solapas (C.S.S.)
y sus contraseñas. Esto, por sí solo, cuando eres pequeño resulta deslumbrante.
En mi colegio, mis amigos y yo también teníamos una banda (ni siquiera tenía
categoría de club) pero no llevábamos insignias ni usábamos contraseñas. Eso
sí, todos éramos jefes, desde el primer jefe hasta el último jefe, llamado, por
ejemplo, séptimo jefe. Yo siempre fui segundo jefe, que es un puesto cómodo
porque te exime de la responsabilidad del líder, pero importante porque sigues
estando en la cúspide de la organización. Ahora no se me viene a la cabeza qué
demonios hacíamos como banda. Yo creo que nada, todo lo más pelearnos por el
orden de los jefes, salvo el primero y el segundo (yo), que eran indiscutibles.
Los cinco no
estaban tan organizados. Dick y Anne eran hermanos, eso seguro. Yo creo que
Julian también pero ahora mismo no podría jurarlo. Y George era la prima,
supongo que de todos.
ESCENARIOS
En los Cinco hay
una variedad grande de escenarios. Por eso cada aventura tenía un atractivo
especial. Lo que me producía un verdadero placer como lector era la presencia
constante de pasadizos secretos a los que se accedía desde alguna habitación de
la casa en que se encontraban y las excursiones nocturnas iluminados por
linternas.
En cuanto a los Siete, seguro que había más, pero los que yo recuerdo eran estaciones de tren abandonadas o vías muertas. También cuadras o granjas cercanas. En este apartado de los escenarios me guío mucho más por las sensaciones que por la memoria, Simplemente pienso en los Siete y lo que viene a mi mente son vías de tren en las afueras de una ciudad de provincias inglesa. Y, por supuesto, el cobertizo donde se reunían. Tarde muchos años en averiguar en qué consistía en realidad un cobertizo. En mi entorno ni los había ni nadie los mencionaba.
COMIDAS Y
MERIENDAS
Uno de los
grandes atractivos de las novelas de Enid Blyton. Sobre todo de las novelas de
los Cinco porque a los Siete, la madre de alguno de ellos (quizás de Peter y
Janet) como mucho les preparaba para las reuniones una jarra de limonada con
galletas de jengibre (por cierto, qué decepción cuando mucho tiempo después
probé el jengibre y detesté su horrible olor a colonia). Pero los desayunos y
meriendas de los Cinco, eso era otra cosa. Con su bacon frito y las tazas de té
y las tortitas, todo ello preparado por la hacendosa tía Fanny (que bastante
tenía la pobre con aguantar al desagradable tío Quentin). Y no se quedaban
atrás los emparedados (nada de sandwiches o bocadillos) que les preparaba
cuando se iban por ahí de expedición. Los libros de Enid Blyton eran excelentes
aperitivos. Apenas dejabas el libro, te ibas directo a saquear la nevera
familiar.
LOS MALOS
No eran asesinos
ni violadores ni traficantes de droga. Todo lo más, secuestradores; a veces
rateros de tres al cuarto; y a menudo, contrabandistas. Qué palabra llena de
misterio. Cuando la leía no sabía muy bien qué quería decir pero daba igual.
Eran gente misteriosa y nocturna. Casi tan misteriosos como los espías.
Hablando de espías, creo que había una aventura en la que pretendían robar
alguna fórmula o algún plano importantísimo al tío Quentín, que para eso era un
afamado científico.
¿LOS CINCO O LOS
SIETE?
No soy capaz de
decidirme. Si me presionaran mucho a lo mejor optaría por los Cinco pero no
sabría explicar los motivos. En cualquier caso, es una gran tragedia no volver
a tener nueve o diez años para volver a enfrascarse durante horas en aquellas historias
maravillosas y salir disparado después a la nevera. Un par de lonchas de jamón
de York cogidas al vuelo a veces sabían tan bien como el bacon frito de la tía
Fanny.
Te confirmo que Julián, Dick y Ana (¡yo los leía españolizados!) eran hermanos y Jorge su prima. Y los malos no llegaban a asesinar... pero no pocas vecen encerraban a uno o varios de los chicos esperando que no los encontraran nunca.
ResponderEliminarReleí hace poco unos cuantos títulos y, pese al cariño que les tengo a los libros de Enid Blyton, creo que no se los recomendaría a mis hijos. ¿Feminismo? ¿Qué es eso? Y los gitanos eran el mal.
Yo creo que sí se pueden leer hoy, aunque contextualizándolos bastante. Mi hija los ha leído todos y le han encantado, pero, claro, se siente más identificada con otros autores contemporáneos. Sobre todo le gusta mucho Rick Riordan.
EliminarLibros mágicos.No dejéis que ideas mal relacionadas con el feminismo impidan a vuestros hijos disfrutarlos.Nada de lo que lean aquí les va a cambiar ni perjudicar, a diferencia de unos minutos viendo la televisión aleatoriamente o sin control. Un saludo.
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